miércoles, 14 de enero de 2009

¿Porque soy socialista?


¡Qué difícil ha sido escribir sin extenderme durante larguísimos párrafos y con suficiente justicia este post!

Primero lo primero: por romántico, por idealista y por soñador. Por creer que otra sociedad, más perfecta, solidaria, cooperativa y fraternal es posible. Por escuchar Jhon Lennon y a Silvio Rodríguez, por leer a Neruda y Gabriel García Márquez, por gustarme la pintura de Frida Kahlo, e incluso porque se me hacía simpática toda la iconografía de la URSS en las Olimpíadas, y odiosos los gringos salvando el mundo.

Por ecologista, por punketo, por rebelde, por rechazado, por adicto a la lectura y por humanista con fiel creencia en la ciencia. El poema y la geometría unidos perfectamente para inspirar a los obreros y diseñar los planos de un teatro, los puentes, las escuelas y las represas. Porque uno encuentra la causa Palestina, a Malcolm X, al EZLN y el subcomandante Marcos, la Guerra de Vietnam y la Sahara libre, más simpáticas que Disney World, estudiar en Harvard, vestirse de Benneton.

Por pensar y leer de más, por rechazar el catolicismo, el materialismo, el hedonismo justificado en la comodidad de la opulencia, las religiones, el orden establecido, el sistema creado y mantenido por pocos. Por creerme un poco los cuentos de la Teoría de la Conspiración, el revisionismo, pensamiento antiamericano y el modus vivendis europeo.

Muchos me dirán, yo soy así como tú dices y me gusta McDonald´s, tener un buen carro, tremenda casa, y un montón de otras cosas que anulan la relación entre las cosas que nombras, las coincidencias o desencuentros entre las de unos y otros con la conclusión de ser o no, socialista. Peor, me dirán: me vas a decir que tú no quieres tener tu carro, tu casa y así por allí se irán. O dirán: bueno, quédate tú pobre, pelando bolas, gradúate para nada, inscríbete en el PSUV.

Así que repito: esas son mis razones para ser socialista. Las mías, las que me llevaron a decir: Mickey Mouse tiene algo de sospechoso, Iván Drago debería matar a coñazos a Rocky, quiero tener una camisa con una estrella roja con la foto del Ché Guevara o una camisa de fútbol soviética con las letras CCCP, desear que Neruda y Silvio estuviesen en nuestros planes de estudio y pensar que las películas de karate asiáticas y muchas europeas son más arrechas que las de persecuciones policiales, efectos especiales y tramas detectivescos donde uno se pierde porque la gente se llama Brent, Hackendurf y Rick, o que American Pie.

Soy socialista porque soy un inconforme y creo que esto puede mejorar, pero no creyendo ni en Mao Tse Tung o Lenin pero mucho menos en Donald Trump o en la Shell. Yo creo –obviando los horribles lugares comunes- en un venezolano que aprende una nueva conciencia colectiva desde la escuela, aquella educación y cultura que tan fastidiosamente han comentado, para eliminar aquello de las palancas, tirársela de vivo o enchufarse con un familiar sin los méritos, tirar el papel en el suelo, sobornar al policía por comerse la luz o beberse la quincena en cerveza, lotería y caballos.

Crear en el venezolanismo, si eso existe de verdad, una nueva cultura nacional que rechace esos comportamientos, dándole la lección a los más jóvenes, a esas inmensas mayorías, a los creadores del destino nacional. Algo así como la campaña de Señalen al abusador, que hace unos años mostraba la televisión nacional. Dejar de chismear sobre embarazos, virginidad o el dinero de los demás y reprobar las fiestas ruidosas, la falta de solidaridad vecinal y el gasto excesivo e inútil del agua y luz.

Aquí los pesimistas de siempre (los “realistas”) dirán que eso es muy jodido, que el venezolano es así, jodedor, flojo y derrochador, muy a la opinión de la De Majo, y obvian todos los logros, fortalezas y aportes en todos los ámbitos de los venezolanos. Por eso, me reafirmó como socialista: porque no todos somos iguales, pero todos merecemos la misma oportunidad para desarrollarnos según nuestras capacidades, y ser atendidos dependiendo de nuestras necesidades. Incluso pensando distinto.

Por otro lado y hay que decirlo: Patria, Socialismo y Vida, claro que PODEMOS. Baduel, ¡bien hecho, mi General! Socialismo a la venezolana. Miguel Salazar, sigue dándoles por el ojo. ¿Diosdado, Vielma Mora, para cuándo te nos unes? Hasta el 2012 si, 2021 ni de vaina. Eugenio Mendoza y Alberto Völlmer, mosca con ser pura máscara.

Ah! y reflexiones sobre inseguridad, PSUV, corrupción, expropiaciones, nacionalizaciones, lista Tascón y secuestro de poderes: si, es una cagada y no es socialismo lo que nos están metiendo, sólo un sueño que se nos cayó, un desengaño, pero entiendan, más cerca parecía o parece el camino por allí que con ... Rosales, digamos. El socialista es un esperanzado, un rebelde y un soñador, y para atrás ni para cojer impulso.

Y entonces, ¿porqué soy socialista? Porque creo en un cambio del venezolano, del individuo y del ser humano. Del sueño de Bolívar (no del bolivarianismo trasnochado y militarista de Hugo), de las igualdades para todos, de la ayuda a los menos favorecidos, de lucha contra la pobreza, salvación del planeta, la fuerza del espíritu y el poder del arte, de la solidaridad, el apoyo mutuo, la cooperación y de la transformación y evolución del alma, y el uso de las tecnologías para ayudar a los demás. Soy socialista poque creo en los sueños, de todos, unidos, y porque soy un rebelde inconforme. Pensar puede doler, sobretodo a punta de patadas de los intolerantes y los policías, pero vale la pena la aventura.

Tomado del blog de Jeanfreddy Gutiérrez
Maracay, Aragua, Venezuela
Ecologista, irreverente, socialista crítico, amante de la música, el sexo y el alcohol, estudiante de 8vo semestre de Comunicación Social, aspirante a escritor, entusiasta de la web 2.0.

1 comentario:

Unknown dijo...

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