martes, 31 de marzo de 2009
Mario Silva y la mayéutica
Tengo una opinión muy aparte a la de los grupos élites acerca de la figura comunicacional y de ser humano que es el Sr. Mario Silva; digo grupos élites para hacer referencia a una serie de personeros de la “moral y las buenas costumbres” que están habituados a que las cosas se digan a baja voz y, si les afecta, que no se digan.
Mario se ha convertido en un símbolo del “sarcasmo y burla” a la doble cara de quienes asumen una conducta opositora en el país; podemos no estar de acuerdo en el uso “soez” de algunas frases, pero es que a veces, de las entrañas, lo que sale es decir eso cuando se observa la manipulación y el manejo mediático que se le da a la información en Venezuela. Ahora bien: ¿qué pertinencia tiene que un Mario Silva exista en la realidad sociopolítica venezolana?
La respuesta podría ser exagerada para quienes se sienten dueños del conocimiento, y hasta dirán que boto mi academia al hacer esta comparación, pero es que tengo la necesidad interior (no el jalabolismo común y silvestre) de enmarcar la simbología comunicacional y humana de Mario en un tiempo histórico que uno de los eruditos de la comunicación como Antonio Pasquiali, denominó, como tesis central, “una nueva moral de la intersubjetividad”; o en cristiano, nuevas reglas de juego en las comunicaciones. Considero que la figura de Mario en el escenario comunicacional contemporáneo se asemeja a la de Sócrates en el siglo IV de Pericles; es decir, la de un “develador” de realidades, no digamos verdades porque la verdad no existe, existe sólo acercarnos a lo justo, a lo que se asemeja a las cosas en su relación con el entorno y las circunstancias humanas. Cuando Mario increpa a un personaje que blasfemia y ridiculiza el esfuerzo titánico de un colectivo por organizarse y participar en la cosa pública con criterios de dignidad y apego a las leyes, está simplemente expresando la voluntad de miles de voces que estamos cansados de informaciones entrecortadas, viciadas y descontextualizadas. Ese manejo mediático malsano es el que se increpa con vehemencia y en ocasiones con inmensa pasión humanista.
Para los que se dejan llevar con eso de que el discurso de Mario es “soez”, “vulgar”, “difamatorio”, “marginal”; me permito informarles, como conocedor del pensamiento occidental, que su accionar está inscrito en un método muy viejo y muy conocido por los sabios intelectuales que en ocasiones califican al Mario comunicador como una “malformación” del comunicador comunitario. Mario se vale de la mayéutica y hace de ella un método efectivo, puesto que logra sacar de las propias vísceras lo que cada interlocutor piensa de él y, para el caso ideológico, del proceso bolivariano.
La mayéutica viene del griego maieutiké, cuyo significado se asemeja con el arte de las comadronas, el arte de ayudar a procrear; la mayéutica, en filosofía, se refiere al arte de parir ideas; de investigación y enseñanza propuesto por Sócrates. En un pasaje del Teetetes, escrito por Platón, pone en voz de Sócrates lo siguiente: “Mi arte mayéutica tiene las mismas características generales que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero”.
La mayéutica es esencialmente el empleo del diálogo para llegar al conocimiento; en el caso de Mario, ese conocimiento es develar la verdad mediática y mostrar, con evidencias y antecedentes históricos, de qué están hechos los que sentencian que el esfuerzo colectivo de la revolución es un fracaso. Aunque Sócrates nunca sistematizó la mayéutica, ni Mario tampoco, seguramente es correcto destacar las siguientes fases de ese método aplicado, en este caso, a la teoría de la comunicación: 1.- En un primer momento se plantea una cuestión que se expresa con preguntas del siguiente tipo: ¿qué virtud tienen las opiniones contrarias? ¿qué validez tienen el contexto histórico nacional e internacional? ¿en qué consiste la contradicción mediática?; 2.- En un segundo momento se espera la rectificación que el interlocutor da, pero que llega cargada de cuestionamientos y descalificativos, propiciando una respuesta discutida o rebatida no por los hechos, sino por la moral; 3.- A continuación se establece una discusión sobre el tema que asume el interlocutor; este momento se caracteriza por ser de confusión e incomodidad por no ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente, que Sócrates lo identificó con los dolores que siente la parturienta antes de dar a luz; 4.- Tras este momento de confusión, la intención del método mayéutico es elevarse progresivamente a definiciones cada vez más generales y precisas de la cuestión que se investiga; y 5.- La discusión concluiría cuando la persona interpelada, gracias a la ayuda de un referente moral, consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad que se investigó.
En una palabra, si Sócrates estuviera con nosotros se comportaría como Mario Silva; ¿qué dirían de él los eruditos intelectuales que hoy opinan acerca del proceso y vaticinan finales y cambios? Esto me lleva a recordar a mi profesor de Filosofía Política de la ULA, Alfonso Gándara Feijoo, quien me decía que la “verdad” es un problema de clases: cuando se es de clase alta (oligarquía), la verdad es disimulada y silenciosa; cuando se es de la clase baja y empobrecida, la verdad es ruidosa y escandalosa.
Esa es la verdad que vemos a diario materializada en la teoría comunicacional de Maria Silva, me refiero a la “ruidosa y escandalosa”, así que él simboliza un colectivo real, que existe y que tiene derecho a expresarse ante la actitud canallesca de quienes se valen del usufructo del espacio radioeléctrico para minimizar el esfuerzo y la osadía de un gobierno que nos ha enseñado que no sólo teníamos un nombre, sino apellidos y genealogía.
Pascuali, en su texto “Bienvenido Global Village” (Caracas, Monte Ávila, 1998: 19), expresa: “ Casi todas las viejas reglas del juego están por demás entredicho; en todas partes, y por motivos aparentemente disímiles o discordantes, se exigen, hasta con las armas en la mano, contratos sociales de tipo radicalmente nuevo. La nuestra es, además, una época de grandes y potencialmente fecundas contradicciones, algunas de ellas inducidas e instrumentalizadas: la edad de la indiferencia convive con formas agudas y penetrantes de sensibilidad social; ciertos virajes que han cambiado la faz del mundo han resultado incruentos, cuando algunos conflictos locales han arrojado cientos de miles de víctimas; se celebran grandes ritos de tránsito a la mundialización y el cosmopolitismo, en plena resurgencia de los separatismos y demás retornos a los lares anímicos. Importantes flujos de ayuda no caritativa, canalizados por la diplomacia multilateral perfeccionada en la posguerra, coexisten con el más exacerbado egoísmo, con una preocupante corrupción y una extendida laxitud moral…” En este contexto justifico la figura de Mario Silva: símbolo de los cambios y transformaciones en las que un sujeto histórico no termina de morir, y un nuevo sujeto histórico no termina de nacer: el punto del no retorno.
*.- ramonazocar@yahoo.com
Blog: http://socialismotuyo.blogspot.com
¿Quién le abre las puertas a las 3-R?
Por: Juan Azócar
MEJOR DICHO…¿QUIÉN ESTÁ CON CHÁVEZ?... A veces nos da la impresión que la posición del Presidente parece desesperante, ante el lento avance de la Revolución Bolivariana y el arraigo a los viejos vicios y evidentes desviaciones de alguna dirigencia gubernamental. Digamos que el principal crítico que tiene este proceso es el mismo Chávez . Eso nos da pie para aportar nuestro grano de arena al hacernos eco de un pueblo que ha demostrado en los últimos diez años su firmeza y su vocación por el cambio. El mensaje del Presidente tiene un destinatario con nombre y apellido. Se trata de toda la administración pública, nacional y regional. Sus ministros, gobernadores y alcaldes. Congresistas, legisladores. Alcaldes, concejales y dirigentes del PSUV. ¿Cuántas veces les ha dicho el Presidente que deben comportarse como revolucionarios y verdaderos socialistas? Que ya basta de tantos privilegios, comodidades y enriquecimientos de la noche a la mañana. Que ya basta de camionetas tan caras, hoteles, restaurantes y tascas lujosas. El Presidente les pide otro comportamiento. Que el poder no los envilezca y los cambie. Que sigan siendo pueblo. Y si se asumen revolucionarios, deben comportarse como tales.
¿QUIÉN NO ABRE LAS PUERTAS A LAS 3-R?...A cada discurso del Presidente, uno supone que comienza la revisión y la rectificación. Lo suponemos porque todos los que lo acompañan aplauden a rabiar, al unísono solidario de ¡uh! ¡ah! Chávez no se va. Pero en verdad, el primer decepcionado parece ser el mismo Presidente, a quien ya no le queda garganta ni saliva para repetir e insistir sobre la necesidad de adecentarse, comportarse y dejar de parecerse tanto a los adecos y copeyanos. Todo parece indicar que si hay alguna necesidad urgente y de primer orden es precisamente la formación del un Partido para dirigir esta Revolución. No hay experiencia exitosa que nos indique que ésta sea obra de un hombre o mujer, por muy carismático que sea. Y como todo parece indicar que es el PSUV, lo correcto es que se avance en ese sentido, sin que el parto sea un cogollo o élite antibase. Un partido organizado y fuerte ideológicamente es el principal sustento para este proceso en los venideros años. Conste que los diez anteriores corren a cuenta de Chávez, y especialmente del pueblo venezolano , que valientemente ha salido a defender la Revolución cada vez que ha sido amenazada. Seguramente seguirá siendo así.
HORA DE COMENZAR POR CASA. Que los altos dirigentes sean el ejemplo de lo que pide el Presidente. Que cada funcionario no se instale con toda su familia en los cargos como si se tratara del cobro de una herencia. Uso correcto y razonable de los bienes a los bienes, sobre todo de los vehículos. No al despilfarro. Afianzamiento de la capacidad, honestidad y decencia en la función pública. Que los cambios sean cambios de verdad, y no simples rotaciones de funcionarios de comprobado escualidismo, listos para seguir saboteando el proceso. Es hora para que la revisión y la rectificación comiencen.
chapot339@hotmail.com
domingo, 29 de marzo de 2009
Mapa estratégico del Plan estadal de Gobierno de desarrollo para Portuguesa
Se hace necesario, en cualquier sociedad, mostrar con claridad los caminos y las orientaciones que sus gobernantes y gobiernos, han estimado como el camino idóneo para su transformación y desarrollo. En el caso del estado Portuguesa eso no ha sido una novedad; desde los proyectos de modernización de la administración públicas en 1996, hasta los esfuerzos por insertar una cultura política con visión desarrollista del la Escuela de Gobierno a comienzos del año 2000; el interés político en la región ha estado circunscrito a brindarle al colectivo un sistema de gobierno del cual se encuentren identificados y por el cual apuesten su confianza y, obviamente, su preferencia electoral. En el ahora histórico la figura del comandante Wilmar Castro Soteldo, presenta a la sociedad portugueseña su “Plan estadal de desarrollo”, 2009-2012 en su primera etapa. Es un plan ambicioso descrito a largo plazo y el cual es menester explicar y remarcar su mapa estratégico desde un punto de vista serio, técnico, pero en lenguaje cotidiano. Porque el asunto es que lo entendamos todos, no un grupo de eruditos planificadores.
El diagnóstico previo a la elaboración del plan revela una realidad que no ameritaba mucho estudio sociológico-politológico especializado para determinar que la Portuguesa del siglo XXI está cargada de un enfoque mercantilista-capitalista obsceno; de un individualismo ideológico multiplicado en escuelas y hogares con valores preponderantes hacia el capital y no hacia lo humano; de una burocracia descentralizada para beneficio de grupos y sectores locales que asumieron el compromiso de cambio como un carnet o consigna, y no como modo de vida; de una sociedad cuya viabilidad para la participación está obstruida por el burocratismo y la demagogia; de una sociedad en la cual la agricultura ha sido tomada como excusa para mantener a grupos de pequeños y grandes productores que se comportan como los más viles explotadores industriales de la Inglaterra de finales del siglo XIX. En fin, una sociedad herida, consumida en sus necesidades y sin doliente. Esa sociedad, a pesar de los obstáculos, no dejó de confiar en el proyecto bolivariano y hoy se proyecta hacia un enfoque social, participativo popular y humanista, donde la visión integral dialéctica y el apego a principios de diversidad local y cogestión pública, están por encima del interés capital y de los grupos de poder. Esta nueva sociedad que nace parte luego de diez años de experiencia del chavismo en Venezuela, en el “punto del no retorno”, expresado por el comandante Chávez, y que tiene que ver con el camino hacia una cultura que estimule el diálogo y los poderes creadores del pueblo.
El “Plan estadal de desarrollo”, 2009-2012, se sustenta en cuatro escenarios de la política nacional que estimulan la transformación de la sociedad hacia un Estado distinto al capitalista-burgués. Nos referimos a un Estado no de transición, sino a un nuevo Estado: el Estado Socialista. En el pasado se pensaba que alcanzar el socialismo era una etapa de transición hacia una nivel mayor ideal llamado comunismo; pero la experiencia China nos devela que el comunismo en condiciones feudales y mercantilistas tenía su razón de ser radicar e impositiva; pero en el actual orden mundial, donde prevalece el capitalismo de Estado y las ideas reguladoras del mercado para producir mayor beneficio y menores garantías humanas, el comunismo pasó a integrar una estrategia en la necesidad de socializar el Estado para hacerlo menos dependiente del capital y más recurrente a la inversión social. Es decir, que el Socialismo del siglo XXI, no es más que la conjugación de un socialismo-comunismo que busca contrarrestar los daños causados por el capitalismo de Estado en sociedades “clonadas” de modelos desarrollistas totalmente distintos a la idiosincrasia y a las necesidades locales de nuestros pueblos latinoamericanos.
Los cuatro escenarios son: el enraizamiento del pensamiento de Simón Rodríguez, de Ezequiel Zamora y de Simón Bolívar, entendiendo su pensamiento como la combinación de la teoría-praxis, es decir, que si bien Zamora no produjo grandes tratados y discursos, sus acciones hablaron y se tornaron pensamiento; por otro lado, las ideas plasmadas en el Plan Simón Bolívar, 2007-2013; la activación de los cinco ejes de equilibrio hacia la transición revolucionaria, resumido en lo económico, lo social, lo político, lo territorial, y lo internacional; y los cinco motores que lejos de haberse fundido, se tornaron, a través de la sinergia, en el impulso a los cambios trascendentales que en razón de reforma y enmienda se irán dando en los próximos años. Nos referimos a los motores constituyentes de la reforma constitucional, la ley habilitante, moral y luces, geometría del poder popular, y explosión del poder comunal.
La razón de ser del “Plan estadal de desarrollo”, es crear las condiciones de liderazgo colectivo necesarias para que insurja un nuevo sujeto histórico, capaz de acelerar la transformación estructural del estado Portuguesa para alcanzar los preceptos establecidos en el proyecto de país consagrado en la Constitución de 1999.
Para hacer posible este objetivo del plan estadal, se hace necesario que tenga soporte en el poder comunal, específicamente en redes de organización institucional que permita crear la viabilidad adecuada para la participación ciudadana y la consolidación del cambio de empresas productivas capitalistas, por empresas sociales de producción.
El plan no establece la eliminación de la inversión privada ni del capital; sólo cambia sus fines y razones. Si antes el propósito era acumular riqueza y establecer monopolios comerciales que encarecían la vida del ciudadano común, hoy se pauta crear conciencia de responsabilidad social, para que la inversión no sólo se traduzca en riqueza material acumulada, sino en riqueza material redistribuida e invertida en la sociedad; así como en diversificar la producción y comercialización de bienes y servicios, para que los productores menos favorecidos o en crecimiento, tengan la posibilidad de participar en el mercado y obtener su ganancia.
En una palabra, la transición consiste en crear las condiciones para que el colectivo construya su poder comunal, subsistiendo con los valores capitalistas, lo que hace evidente que no se trata de suprimir totalmente algunos elementos del modo de producción tradicional, sino de involucrarlo con nuevos valores que lo humanicen y lo hagan coexistir con formulas más independientes y ambiciosas que llevaría adelante las ciudades comunales una vez establecidas y administradas por su propios habitantes.
En lo que respecta a la frase “crear condiciones de liderazgo”, no se trata de asumir condiciones de lucha política en las diferentes comunidades, sino de motivar en ese entorno colectivo que cada ciudadano ocupe su lugar y asuma su condición de identidad transformadora. El liderazgo al que se hace alusión, es un liderazgo colectivo, comunal. Para que este liderazgo de cada persona insurja tiene que haber una estructura que lo sustente y lo potencialice. Esa estructura la ha denominado el “Plan estadal de desarrollo”, como ejes del nuevo enfoque de Gobierno Regional. Son siete ejes fundamentales que se resumen así: 1.- Consolidar la conciencia del deber social; 2.- Proponer modelos alternativos de producción pero que respete la vida humana y la naturaleza; 3.- Promover y refundar valores éticos en la acción de Gobierno; 4.- Fortalecer la planificación como vía expedita para organizar a las comunidades; 5.- Consolidar el poder comunal creando redes de atención al colectivo; 6.- Reivindicar la concepción transformadora del poder constituyente; y 7.- Promover la articulación de los planes y programas de las distintas instancias del poder popular.
Estas líneas maestras, parafraseadas en razón del sentido exacto que persiguen, abren el camino a lo que el profesor Nelson Escobar ha llamado “proceso transformador”. El asunto no es proponer cambios al libre albedrío o porque se le ocurrió a alguien que se tenían que cambiar las cosas; todo ha sido el producto del espiral dialéctico de las necesidades de un pueblo. Desde aquel 27 de noviembre del 1989, pasando por el 04 de febrero y 27 de noviembre de 1992, hasta las elecciones de 1998; ha habido un movimiento en ese espiral dialéctico.
Desde el comienzo el presidente Chávez tuvo conciencia de ese movimiento, lo que no tuvo a su favor fueron los personeros que le acompañaron en aquellos primeros días de gestión revolucionaria; sólo en fechas recientes se ha podido consolidar un equipo convencido de que se está ante un cambio de época que ve en el socialismo una vía idónea para la consolidación de una organización política de la sociedad que le garantice libertad, independencia, dignidad por sobre todas las cosas. Es en razón de este precepto renovador y transformador que hoy se adhieren a la propuesta bolivariana muchos que estuvimos aislados en trincheras particulares esperando el “punto de no retorno” al cual ha llegado la sociedad y sus instituciones. Contribuir significa potencializar la estructura del poder comunal y modelar un sujeto histórico real, humano, perfecto.
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sábado, 28 de marzo de 2009
Globalizar la Revolución Bolivariana: Una Aproximación transhistórica práxico-teórica
Por: Dr. Franz J. T. Lee
Ponencia en el marco de la Jornada de Discusión Política titulada “Emancipación Latinoaméricana versus Globo-Fascismo”
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad de Los Andes
Jueves 6 y Viernes 7 de Noviembre
Mérida-Venezuela 2003
CONTENIDO
Introducción
PARTE I
1. Crítica en positivo a la Creencia Cristiana Conservadora de
la Revolución
2. El Enfoque científico-filosófico transhistórico
3. La Palabra "Revolución"
4. Hacia un Concepto de la Revolución
5. La Afirmación Burguesa en la Revolución Francesa
6. La Negación Proletaria en la Revolución Francesa
7. Las teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París
de 1871 hacía la Revolución de Octubre de 1917
7.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de Marx y Engels
7.2. La Práxis-Teoría de Revolución de Lenin y Trotsky
PARTE II
8. LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Introducción
8.1. Aprendiendo de Lenin: Estado y Revolución
8.2. Venezuela: Una Revolución Sui Géneris
8.3. La Curiosidad: ¿Una Contrarrevolución sin una Revolución?
8.4. Lo Nuevo Real en los Trajes del Antaño
8.5. Logros de la Revolución Bolivariana -- del "Proceso"
8.5.1. La Revolución como Proceso
8.5.2. La Herencia Constitucional de la Revolución Francesa
9. Conclusiones
Introducción
En estos momentos del globofascismo corporativo estadounidense y europeo, especialmente en Venezuela y América Latina, existen razones práxico-teóricas suficientes para reconsiderar, reevaluar y redefinir el concepto de revolución, es decir, precisar la Revolución Bolivariana misma. Desde luego, esta no es una pretensión científica o filosófica fácil. Una cosa es hacer la revolución diariamente, en el Plan "Robinson" o "Barrio Adentro", otra cosa es hacer y pensarla transhistóricamente en una clase de ciencia política de la ULA. Además, en la ULA misma, en la Alcaldía, en la Gobernación, Revolución es el tópico fundamental de los fenómenos que han llegado a ser conocidos como „Socialismo“, „Comunismo“ o „Marxismo-Leninismo“ o „Terrorismo“, cuestiones no muy queridas en la política exterior, en el mundo occidental, por el Globofascismo yanquí-europeo. No obstante, sin saber de qué se trata, hoy día la "revolución" es una palabra usada para cualquier cosa por todo el mundo, inclusive por Bush y Rumsfeld.
En la Parte I analizaremos el contexto histórico del concepto de la revolución, y las teorías correspondientes. En la Parte II analizaremos la problemática de globalizar la Revolución Bolivariana. Entonces, presentaremos muy concentradamente la esencia y la existencia, la práxis y la teoría de las principales concepciones burguesas y proletarias de la Afirmación (Revolución Francesa) y de la Negación (Revolución de Octubre) dentro del mismo proceso del trabajo globalizado moderno, dentro del sistema capitalista mundial contemporáneo. Claro que sí, es necesario analizar los aportes revolucionarios del llamado "Tercer Mundo”, de los pueblos de África, Asia y América Latina -- Sudáfrica, Ghana, Zimbabwe, Namibia, Argelia, China, Vietnam, Cuba, Chile, etc., pero ya existen centenares de libros sobre este tema, tal inmensa investigación detonaría los límites científicos de esta ponencia específica. De cualquier modo, todos ellos, de una u otra manera, han enfocado sus ideas e inspiraciones revolucionarias fundamentales dentro de la misma contradicción de la Revolución Francesa, como parte de la Negación sistémica dialéctica global del trabajo internacional y del capital mundial, es decir, en el contexto de las teorías sobre el desarrollismo, la dependencia, el imperialismo, el corporatismo del complejo industrial militar y la globalización. Finalmente, trataremos de enfocar la Revolución Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el "neoliberalismo salvaje".
Primero, viviendo en un continente tan religioso, veremos lo que Jesucristo ha dicho en la Sagrada Biblia a sus discípulos en cuanto a la "disensión", o sea, la revolución; y también lo que Marx ha pensado en cuanto al "suspiro de la criatura oprimida", al "corazón de un mundo sin corazón".
PARTE I
1. Crítica en positivo a la Creencia Cristiana Conservadora de la Revolución
En Venezuela, precisamente la creme de la creme divina de la Iglesia Romana Católica, especialmente el Monseigneur Balthazar Porras, actúa como golpista, saboteando activamente la Revolución Bolivariana. Desde hace más de un siglo y medio, el revolucionario Carlos Marx ha tenido un mensaje urgente a los Bolivarianos; enfatizó que toda crítica social revolucionaria contra el viejo régimen feudalista obsoleto, tenía que empezar con la crítica no sólo de la religión absolutista romana católica misma, sino de todo tipo de religión.
En tiempos de la Revolución Francesa, esto es precisamente lo que casí todos los pensadores burgueses habían hecho para crear una nueva sobreestructura capitalista industrial, y así con una práxis y teoría revolucionaria invencible eran capaces de derrocar la podería divina clerical, de separar la Iglesia inquisitorial del Estado aristócrata feudalista, y de lograr la hegemonía del poder político para la Revolución Industrial capitalista económica. Destruir la sobreestructura religiosa ideológica feudal era instrumental para introducir la dominación política de la Razón, es decir, del Capital, del Estado moderno, contra todos los gobiernos moribundos "por gracia divina de Dios". Ab ovo, la religión cristiana ha sido un producto geocéntrico ideológico del Imperio Romana, de la producción agrícola, del feudalismo mismo. Por consiguiente, andando el tiempo, en la sobreestructura europea, esta cosmovisión obsoleta fue reemplazada por la cosmovisión heliocéntrica; por lo tanto, progresivamente la Ciencia Natural y la Filosofía Social burguesas revolucionarias sustituyeron la Metafísica, la Teología y las creencias absolutistas estériles.
Por lo tanto, en el Tercer Milenio, en un continente donde casí 100 por ciento de los habitantes son fieles cristianos católicos romanos -- que todavía creen en un Dios feudalista colonial, importado y hecho en Europa --, en primera instancia, dentro del contexto de la "Teología de Liberación" latinoamericana, es de suma importancia recordarles a todos ellos, que el Jesucristo originario era un rebelde y revolucionario, y qué es lo que ha dicho en el Nuevo Testamento en cuanto a la contradicción, la espada, la guerra, la paz, la verdad, la libertad y la "disensión", es decir, la revolución.
Seguramente, hoy día los EE.UU., Alemania, España, Inglaterra, etc., y los medios de comunicación nacionales e internacionales, con pocas excepciones, lo declararían, junto a Chávez, un "terrorista" peligroso, violento, un caso para ser arrastrado frente a la Corte de La Haya corporativa fascista, sentenciado y crucificado por crímenes contra la lesa humanidad.
Conste para estos “pacifistas”, demócratas, republicanos y gandhistas, que Jesucristo idóneamente y en nombre de la verdad se ha declarado en contra de la "paz mundial" y a favor del fuego de la revolución de los "chavistas", "terroristas" y "marxistas":
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para
traer paz, sino espada."
(Jesucristo -- Mateo 10, 34.)
"Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? ...
¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: " No, sino disensión."
(Jesucristo -- Lucas 12, 49,51)
"¡... y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres!"
(Jesucristo -- Juan 8, 32)
Tenemos, de paso, que San Juan ya advirtió a las “cuatro Jineteras del Apocalipsis", qué es lo que pasará con aquellos que tergiversan la verdad:
"... y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará
su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro."
(Apocalipsis, 22, 19).
Obviamente, Jesucristo afirmó la "espada" y el "fuego" revolucionario, contra cualquier paz o democracia capitalista, contra todos los golpistas y "escuálidos" reaccionarios de todo género clasista.
En este espíritu -- amigos, colegas, estudiantes --, nuestro tema hoy es "Globalizar la Revolución Bolivariana". Primero, ¿qué es la "revolución“?, ¿qué es la "Revolución Bolivariana?“ Y, en primer lugar, ¿por qué globalizarla? ¿Por qué es menester hacer y pensar la Revolución? ¿Qué tienen que ver el cooperativismo y el comunitarismo de la Revolución Bolivariana con la Práxis-Teoría revolucionaria global? ¿Qué tienen que ver el comunitarismo, el cooperativismo y el comunismo con la revolución global?
2. El Enfoque científico-filosófico transhistórico
Antes de adentrarnos en la esencia de nuestra ponencia, es imprescindible aclarar la concepción „Práxis-Teoría Cooperativista-Comunitaria“ que en el caso de la Venezuela actual tiene que ver, por un lado, con la "economía social", dentro de un capitalismo nacional planteado a través de un mercado regulado por el Estado Bolivariano, y por otro lado, con el "cooperativismo" comunitario, un elemento socialista del capitalismo temprano. De verdad, para las clases sociales oprimidas -- aunque no nos gustan para nada los "ismos" -- el Cooperativismo, el Comunitarismo y el Comunismo son herramientas, formas de organización social, imprescindibles para defenderse en un mundo capitalista explotador.
Por lo menos, filosóficamente, dentro de un sistema universal cerrado, desde la Revolución Francesa, desde Hegel, no cabe duda que la llamada Historia es la relación Sujeto-Objeto, Sociedad-Naturaleza, y la síntesis de esta contradicción productiva dialéctica es la Libertad burgués-capitalista. Dentro de este contexto, fueron elaboradas todas las constituciones del mundo, incluso las del "socialismo" y del "comunismo", una herencia constitucional de la Revolución Americana y la Revolución Francesa. Aunque muy pocas personas, y mucho menos los pobres de la Tierra conocen esta herencia, todos defienden el "Bien Común", la "Libertad, Igualdad, Fraternidad, Democracia, Justicia y Paz" -- es decir, los elementos principales, que - supuestamente - deberían reflejar lo humano cooperativo verdadero, el humanismo comunitario real.
Entre 1845 y 1846, el joven Carlos Marx, que todavía era Hegeliano, explicó este proceso social de trabajo histórico de la manera siguiente:
"... que cada miembro de la especie humana, del homo sapiens sapiens, independientemente de su color, confesión, sexo o convicción política,
es nada más que la relación Naturaleza-Sociedad histórica. La esencia
y existencia material-espiritual de la vida histórica es el proceso
revolucionario de la naturalización del ser humano (a través de la tecnología)
y de la humanización de la naturaleza (a través de la producción)."
(Véase: Franz J.T. Lee, Teoría-Práxis de la Revolución-Emancipación, Facultad
de Ciencias Forestales, ULA, Mérida, 1986, pp. 85-112; también véase: http://www.geocities.com/juschmi/tansmosam.html#k1 )
Antes de la Gran Revolución Agrícola, de la Revolución Neolítica a escala mundial, antes de la "división del trabajo" (el origen del mercado mundial), de la introducción de la propiedad privada de los medios de producción, del surgimiento de las clases sociales y del Estado, todavía la lucha por la sobrevivencia, el proceso humano simple, tenía una expresión histórica inmediata. (Véase: Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas, Tomo IV, Ed. Ciencias del Hombre: Buenos Aires, 1973, p. 15)
Posiblemente, en aquél entonces, antes del esclavismo, el Hacer y el Pensar todavía estaban vinculados, relacionados, y el Saber era la Relación liberadora inmediata. En aquella época, a través del globo, hasta donde sepamos, con alta probabilidad, Acción y Pensamiento Comunitario eran el “pan nuestro”, y el cooperativismo, comunitarismo, socialismo y comunismo originario estaban al orden del día.
El proceso histórico, en términos espacial-temporales universales, se desarrolló por más de un millón de años en cámara lenta, al paso del caracol, debido a una naturalización del hombre extremadamente alta y una humanización de la naturaleza relativamente baja. Para expresarlo en términos patriarcales modernos, durante mucho tiempo el proceso histórico se ha caracterizado por una explotación económica minimal del trabajador y de la naturaleza, y una dominación política, intra-social negligente. Después de la primera "revolución" agrícola global del proceso de trabajo humano, esta relación explotadora dominante se profundizó y se desplegó, produciendo así las diversas clases sociales antagónicas y las luchas de clases modernas infernales.
Por lo tanto, los actos, acciones y actividades preneolíticas probablemente reflejaron muy poca "conciencia social", es decir, muy poca ideología y religión, pero suficiente multiversalidad, humanidad, "naturalismo" y "animismo" para sobrevivir centenares de milenios. Por cierto, esto era un buen comienzo y constituyó la base histórica real del desarrollo igual, desigual y combinado para generar algunas lagunas de una transhistórica "Acción-Pensamiento Comunitario-Cooperativista", que dentro de la revolución todavía sobrevive, y que a través de la emancipación “sobreexiste”, transvuelve y transvuela.
La sabiduría objetiva idealista dialéctica de Hegel y la sapiencia materialista histórica dialéctica de Marx y Engels, por vez primera, nos han enseñado la diferencia entre el "Hacer" lógico-formal cuantitativo y el Hacer-Pensar dialéctico cualitativo, por eso, a ciencia y a filosofía cierta, hoy podemos distinguir entre la Práctica y la Práxis, entre la Ideología y la Teoría respectivamente. (Véase: Lee, op. cit., pp. 23-58)
En los últimos veinte mil años, en las antiguas y modernas "culturas" el homo sapiens sapiens, es decir, el Hombre privilegiado dominante o/e intelectual, nos ha mostrado, cómo, a través del proceso de abstracción o reproducción mental (Sócrates, Platón, Aristóteles, Kant, Hegel, Bloch, etc.) se puede convertir la ignorancia ideológica y religiosa en Filosofía (Teoría) y cómo, a través del proceso de reproducción humana material (Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Galileo, Newton, Einstein, etc.), se puede transformar estancamiento práctico-repetitivo en Ciencia (Práxis). (Véase: Ernst Bloch, Experimentum Mundi, Suhrkamp: Frankfurt am Main, 1975, pp. 239-264)
Dr. Alfonso Gándara Feijoo expresó idóneamente de que se trata: según él, el Pensamiento Comunitario Cooperativista „no debería ser una vía intermedia o una ‘tercera vía’ entre el capitalismo y el socialismo... Es teoría y es práxis“."
(Alfonso Gándara Feijoo, „El Personalismo Comunitario: una opción liberadora“, en: Persona, Comunidad, Socialización, Ponencias de las V jornadas Internacionales sobre Pensamiento Comunitario, del 7 al 11 de octubre de 1975, Centro de Investigaciones jurídicas, ULA, Mérida, 1987, p. 11.)
De todos modos, el comunismo, el comunitarismo y el cooperativismo forman partes intrínsecas de la Práxis-Teoría revolucionaria. Ahora bien, ¿qué tiene que ver la Práxis-Teoría transhistórica con las revoluciones sociales modernas? ¿Con la Revolución Bolivariana? ¿Cómo se conceptualiza la revolución? ¿Qué quiere decir la palabra "revolución“?
3. La Palabra "Revolución"
Entonces, ¿precisamente qué expresa la palabra "revolución?“ ¿Cómo los venezolanos, africanos o americanos entienden este concepto? En la parte que sigue y para dilucidar el concepto y proceso “revolución”, tendremos que hacer citas extensas de libros o documentes importantes, pero en su mayoría desconocidos. En mi libro mencionado anteriormente, he explicado la problemática de la manera siguiente:
"Ahora bien, investiguemos el origen de la palabra „revolución“. La palabra „revolutio“ (latín), apareció en Europa en la tardía Edad Media. Fue un problema derivado del verbo latino revolvere, que significa revolverse, moverse progresivamente hacia adelante en sentido circular, completando una revolución o giro para llegar nuevamente al punto de partida; por ejemplo, el movimiento de traslación de luna en su órbita circular alrededor de la Tierra. San Agustín la usó, en su lucha contra los paganos, en el sentido de „reencarnación“. Los paganos creían que el alma „viajaba“ incesantemente de un cuerpo a otro hasta lograr su purificación.
"Continuemos con la noción generalmente aceptada de revolución. En la primera aceptación de esta palabra, normalmente encontramos la idea de una alteración violenta, resultado generalmente del trabajo de un grupo „terrorista“ conspirador, preferiblemente „marxista“, „comunista“ o „fascista“ que quiere subvertir el orden democrático del Estado; conspirando, este grupo prepara y efectúa la revolución.
"Punto de vista que se basa en la filosofía del idealismo vulgar, y según la cual, la causa principal o sustancia es la idea, o un Ser Supremo. Grandes ideas hacen historia; grandes hombres como Napoleón, Khomeini o Kennedy, solamente hacen historia, y, por consiguiente, grandes revolucionarios como Ho Chi Minh, Mao Tse Tung, Fidel Castro o el Ché Guevara, hacen revolución. En este sentido, la revolución es una cosa subjetiva, el trabajo de individuos. Ciertamente, líderes populares individuales como Castro, Mugabe (o ahora, Chávez), juegan un papel decisivo en la historia y en las revoluciones, especialmente en los países del „Tercer Mundo“. Pero esto no lo pueden realizar dentro de una jaula de cristal, aislados de la sociedad y de las fuerzas históricas, aunque tengan las más grandes ideas revolucionarias.
"Siguiendo la mencionada línea del pensamiento idealista metafísico, los „comunistas“, „marxistas“ (y „chavistas“), en su papel de „terroristas“ utilizan a las masas ignorantes, así como las armas procedentes de los países „comunistas“ (o „castro-comunistas“) y la ideología „marxista“ para fomentar sus intereses egoístas y personales de poder. Las revoluciones pueden escenificarse, como el drama shakesperiano „Mucho Ruido para Nada“ (As You Like It). A pesar de los „Sueños de una Noche de Verano“ (Mistakes of a Night), lo demás ya se conoce, una vez que el espectáculo, el „golpe militar“ ha tenido éxito. Si resulta victorioso, entonces el futuro historiador idealista lo llamará „revolución“, y si no, será conocido como un „coup d’etat“, golpe de Estado o contrarrevolución." (Ibid.)
Resumiendo, para este tipo de "razonamiento", que se encuentra en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales que participan en la guerra ideológica sucia de desinformación, son fundamentales tres concepciones:
a. Los revolucionarios hacen la revolución.
b. El poder político es usurpado, por el nuevo grupo por medios violentos.
c. La revolución es un evento político singular. Continuando:
"El significado de revolución, como un evento político singular, con cambios sociales fundamentales dentro de la estructura del Estado, se estableció después de la „Revolución Gloriosa“ de 1688, en Inglaterra, cuando Guillermo de Orange desembarcó causando la huida de Jacobo II. Esta huida se describió como un milagro; la labor de un Ser Supremo, que no tenía nada que hacer con los afanes y ambiciones de los hombres. Sin embargo, es importante hacer notar que esta „Revolución Gloriosa“ se llevó a cabo sin la ayuda de los revolucionarios, los que normalmente hacen la revolución. La situación legal de la nobleza británica se había tornado insoportable; esto movió a Guillermo III a establecer el status quo anterior. En realidad, podríamos considerar esto como un acto verdaderamente antirrevolucionario. Pero desde entonces, a cada cambio político en un país europeo se le ha llamado revolución." (Ibid.)
Entonces, la palabra "revolución", como reflexión intelectual, originó en las Ciudades-Estados septentrionales de Italia, donde el capitalismo se encontraba en su etapa embrionaria. En aquél entonces, palabras como „rivoltura“ y „rivoluzione“ eran usadas para describir serias rebeliones sociales o descontento popular. Lo que estas palabras designaban exactamente, puede compararse con la comprensión política actual de „desorden social“ o „acontecimientos turbulentos“ en las cuestiones políticas internas o externas, por ejemplo, intentonas de un golpe de Estado o de un golpe petrolero en Venezuela. En aquél entonces, la palabra “revolución” todavía no tenía una connotación científica filosófica.
4. Hacia un Concepto de la Revolución
¡Paz quiere decir Revolución Proletaria Mundial!
(Rosa Luxemburgo)
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra;
no he venido para traer paz, sino espada."
(Jesucristo -- Mateo 10, 34.)
Sin teoría, no hay revolución.
(V. I. Lenin )
Sin masas organizadas, no hay revolución.
(Marta Hanecker.)
Transcender ni evolución ni revolución, es
transvolución, es emancipación.
(Franz J. T. Lee)
Veremos algunas concepciones que surgieron directamente de la Revolución Francesa.
En lo concerniente al concepto de revolución astrológico-científico:
"Para Dante, „revolutio“ es el movimiento cambiante del sol, las estrellas y los planetas. Vemos entonces, que en las postrimerías del s. XV la palabra „revolutio“ era un concepto astronómico pre-político. Luego, cuando se dieron los descubrimientos de los científicos naturales: Copérnico (1473-1543), Galileo Galilei (1564-1642) y Sir Isaac Newton (1642-1727), el término tomó una connotación físico-política.
"Los astrólogos del s. XVII creían que mediante la posición de los cuerpos celestes, por el horóscopo, podían predecir la fe de los príncipes feudales, quienes acudían a ellos en busca de consejo antes de ir a la guerra." (Ibid.)
Este método pre-científico es usado todavía en nuestros medios de comunicación, por "las jineteras del Apocalipsis", por Globovisión o Venevisión, para manipular los trabajadores venezolanos con el veneno de la guerra de información, contra la Revolución Bolivariana y para inculcar subrepticia- e ideológicamente diversos patrones de comportamiento conservador contrarrevolucionario en la mente de los venezolanos. Como herencia de la Conquista, todavía virulenta, esto resulta más fácil cuando casi 100 por ciento de la población venezolana y latinoamericana todavía creen en los dogmas romano-católicos, cuando socialmente todavía quedan restos religiosos supersticiosos de la Edad Media absolutista feudalista, del exorcismo de la Inquisición Española, en un ambiente social eruptivo, peligrosamente lleno de fantasmas de ángeles y diablos. Como ya mencionado anteriormente, esto es un problema muy delicado, resultado colonial del desarrollo igual, desigual y combinado transhistórico que la Revolución Bolivariana necesariamente y con urgencia tiene que confrontar y resolver. Como hemos dicho anteriormente, también, porque la madre de "cualquier crítica es la crítica de la religión” (Marx), que obstaculiza la formulación de una práxis-teoría para la misma Revolución Bolivariana.
Sin embargo, a partir del s. XVII, la gente europea todavía creía que los sucesos políticos dependían de los fenómenos físicos. Pensaban que las acciones políticas estaban enmarcadas dentro del campo magnético de los poderes de la naturaleza. Observemos que este fue un paso claramente revolucionario, lejano al de la noción idealista, religiosa, de que la Providencia determina el comportamiento humano. Desde entonces el prefijo „re“ no sólo significó una simple repetición, sino que conlleva la idea de destrucción. La palabra „revolución“ incluyó entonces un nuevo elemento, el cual iba más allá del alcance humano, más allá del cálculo y la planificación.
Agustín Thierry (1795-1856), brillante figura de la historiografía francesa, consideró al desarrollo nacional como una lucha entre dos estirpes mayores: los invasores y los invadidos. Otro historiador francés, Francois Pierre Guillaume Guizot (1787-1874), quien entre 1829 y 1832 escribió los seis volúmenes de su Historia General de la Civilización en la Europa Moderna, al igual que Thierry, interpretó las mencionadas revoluciones sociales como luchas entre clases sociales. Louis Adolph Thiers (1797-1877), Primer Ministro de Francia entre los años 1836-1840, Presidente de la Tercera República Francesa entre 1871-1873 y prominente historiador europeo de su época, junto con Thierry y Guizot, se cuenta entre los respetables eruditos que inspiraron a Carlos Marx y Federico Engels en el desarrollo de su teoría sobre la lucha de clases, a mediados del s. XIX.
"Desde las Reflexiones sobre la Revolución Francesa de Edmund Burke (1729-1797), hasta los autores contemporáneos de la „teoría de la dependencia“, existe un enlace histórico directo entre los intelectuales que intentaron explicar la esencia y las leyes evolucionistas del „cambio social“ o „revolución social“. Estos autores, independientemente de sus ideas políticas específicas, trataron de determinar las múltiples causas, precondiciones, estrategias, tácticas y consecuencias del „cambio social“, dentro de un sistema de sofisticados conceptos y categorías de las ciencias sociales."
(Lee, Teoría-Práxis, véase: http://www.geocities.com/juschmi/teocap3.html#c31)
Es cierto que conceptos como la revolución o la contrarrevolución, como parte de la ideología o teoría, son de difícil determinación científica y filosófica, especialmente cuando se emplea el método de la lógica formal, que ha dominado al mundo occidental desde Platón y Aristóteles. Estos fenómenos tienen la característica esencial de ser incompletos, procesales y anticipatorios, y por eso, no hay revoluciones "clásicas" o paradigmáticas, en el sentido de que pueden ser exportadas o importadas. Es por esto que hoy, a pesar del desarrollo mundial igual, desigual y combinado, en la época del globofascismo, la Revolución Bolivariana -- que es precisamente un producto global transhistórico de este modo de destrucción actual transitorio, del "neoliberalismo salvaje" mundial -- no puede ser ni identificada ni criticada con parámetros o/y paradigmas científico-filosóficos marxistas o burgueses del siglo XIX o XX.
No obstante, lo que es fundamental para la teoría revolucionaria, ya a comienzos del s. XIX, hace más de 150 años, el filósofo idealista objetivista alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), había sistematizado el método dialéctico de razonar lógicamente, es decir, de captar y de explicar revoluciones dentro de un sistema cerrado universal. Todavía hoy, la mayoría de los autores modernos de las ciencias sociales, separan la práxis científica y la teoría filosófica, tal como hace milenios ya lo hacían Platón y parcialmente también Aristóteles.
Precisamente Hegel nos explicó que todo lo que nace, merece perecer. Entonces existen épocas de "desvanecimiento", incluyendo especies que desaparecen. Tales fenómenos no se pueden explicar científica-filosóficamente como cosas, que acaban de nacer. Hay una gran diferencia entre la génesis y el nadir, entre la aurora y el desvanecer, a pesar del hecho que ellos están interrelacionados dialécticamente. La Revolución Bolivariana es un producto histórico de una época en que el capitalismo está en agonía, es decir, vivimos en la era de un modo de destrucción, en un tiempo sin "Final Feliz“ "¡... y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres!" Ésta es la realidad global, la verdad venezolana, es la Revolución Bolivariana, la que estamos examinando aquí, y no necesitamos una esperanza barata, sino una trascendencia emancipatoria por excelencia. Por ser la Revolución Bolivariana el producto histórico de una época agonizante, global, ya está “globalizada”, ya es “internacional”; de que se trata es continentalizarla, regionalizarla, nacionalizarla y superarla, y esto es una tarea práxico-teórica inmensa.
5. La Afirmación Burguesa en la Revolución Francesa
Definitivamente las dos grandes revoluciones „clásicas“, la Francesa de 1789 y la Rusa de octubre de 1917, introdujeron ambas, las etapas iniciales de un nuevo modo de producción, el capitalismo moderno. Pero estudiándolas meticulosamente, sólo pueden explicar con limitaciones las causas básicas, las dinámicas sociales, los estados históricos latentes y las tendencias de las numerosas revoluciones sociales del siglo XX que agitaron especialmente a Africa, Asia y América Latina. Tambièn, sólo elucidan algunos elementos fundamentales de la Revolución Bolivariana, por ejemplo, la reforma agraria, el estado nacional, la soberanía, etc. -- todos objetivos “clásicos” de la revolución burgués-capitalista. Otros, por razones históricas, debido a la división internacional del trabajo, del "desarrollo desigual" (Samir Amin), son ausentes, por ejemplo, una clase capitalista nacional, que controla el poder económico, y una teoría revolucionaria -- que científicamente puede analizar la lucha de clases sociales de América Latina, y del mundo globalizado entero -- que fue desarrollada en aquél entonces por los pensadores de la Ilustración, equivalente a la feroz destrucción ideológica de la sobreestructura absolutista religiosa, romana católica, y promotora de la industrialización tecnológica nacional. Por razones de tiempo disponible, La Revolución Americana, como primera Revolución Colonial no la podemos elucidar aquí; al fin y al cabo, es parte intrínseca de la misma Revolución Francesa y de la Revolución Industrial Inglesa.
Ahora analizaremos brevemente las teorías de los autores burgueses revolucionarios a mediados del s. XVIII, como Rousseau, Voltaire y Montesquieu, quienes estuvieron bastante familiarizados con el feudalismo y el catolicismo, con los eternos enemigos del capitalismo en su lucha por el poder político. Esta es la razón por la cual la clase burguesa fue revolucionaria (pero no emancipatoria) y pudo, históricamente, tener éxito. Como sabemos, el clero y la nobleza afirmaron al feudalismo absolutista y la burguesía y el proletariado fueron quienes lo negaron, empujando la Revolución Francesa política y la Revolución Industrial económica. Ninguna de estas clases tenían en mente sobrepasar el modo de producción, es decir, el proceso alienante del trabajo explotador en sí. Sólo desearon cambios de clases sociales dentro del sistema del poder social, político, militar y económico. Esto es esencialmente el objetivo de todas las revoluciones intra-sistémicas, contemporáneas.
En cuanto a la Ilustración Francesa, elucidaremos algunas concepciones de sus teóricos de la revolución. Francois Marie Arout de Voltaire (1694-1778), aunque no vivió la experiencia de la Revolución Francesa misma, hablaba ya de la „revolución des esprits“, la revolución de los espíritus, con lo cual quería referirse al triunfo de la razón (del capital) sobre la superstición, de la libertad, igualdad y fraternidad del hombre (burgués) respecto a la fe ciega. Este concepto de revolución voltariano constituyó parte del ataque político contra el absolutismo feudalista, contra el gobierno aristocrático instaurado por la „gracia de Dios“, y contra la hegemonía divina de la Iglesia. Tales ideas nada tenían que ver con "terrorismo" o "conspiración" en contra de un Estado absolutista, sino más bien con la „revolucionización“ del "espíritu", de la sobreestructura social, de la mente humana de la nueva clase burguesa, que traicionó a su socio revolucionario, al proletariado.
Sin embargo, comparado a otros ilustres teóricos de la Revolución Francesa, Voltaire era un reformista que esperaba, que algunos de los ilustrados líderes de la aristocracia pudieran mediante la razón, establecer la armonía social en la Francia absolutista. Según él, Francia sólo necesitaba „40.000 sabios“ para salvarse. Voltaire, como buen “Democrata”, igual como la "oposición" venezolana y la junta terrorista de Bush, aborrecía un gobierno de las masas pobres, prefiriendo ante ello un “rey humanista”, benigno con el pueblo; prefirió un “rey-filósofo” platoniano ante cualquier régimen “popular-bolivariano”. Esencialmente, el concepto de revolución voltariano era reformista elitésca.
Muy temprano, Charles Louis Baron de Montesquieu (1689-1755), representante de la primera generación de líderes de la Ilustración Francesa, e introduciendo ya el concepto de la contrarrevolución, quería frenar la revolución por medio del "diálogo" y de la "reconciliación" de clases antagónicas (estilo OEA ...), es decir, deseaba "negociar la revolución" con la "oposición" feudalista, o sea, con el ancién regime -- creía que las clases feudales gobernantes no sólo estaban interesadas en defender sus privilegios particulares, sino que también estaban interesadas en el bienestar general de la nación, el cual debía alcanzar igualmente a las masas empobrecidas. ¡Qué ilusión!
Un concepto ambivalente y hasta discriminador de la revolución fue formulado por Jean Jacques Rousseau (1712-1778); quien concibió la revoluciòn tanto en terminos de progreso y construcción como también de destrucción. En cuanto al progreso capitalista y la construcción de una nueva sociedad, proponía la democracia radical, directa y egalitaria, sin separación de los poderes, los cuales deberían yacer por igual en una asamblea popular, estableciendo el derecho universal del voto. Sin embargo y en cuanto a la destrucciòn inherente al proceso de la Revolución Francesa, tal como Montesquieu y Voltaire, Rousseau aborrecía las sublevaciones de las masas y prefería ante esta perspectiva la intolerable realidad social, la misma que criticaba con tanta vehemencia, y así expresó su rechazo y discriminación de las clases bajas. Incluso hasta nuestros días, esto parece ser un principio inalterable de los gobiernos burguéses-capitalistas. Tal herencia discriminadora social de la propia Revoluciòn Francesa, hoy sistema capitalista global-corporativo, la vemos en la "oposición" venezolana y anterior clase dominante, cuando ésta discriminatoria- e irrespetuosamente se refiere a la base de masas de la Revolución Bolivariana como una manada de "recogelatas".
Además y como Voltaire, Rousseau confiaba en que una revolución de los espíritus produjese un renacimiento de la humanidad europea. Luego, después de la Revolución Francesa, sus protagonistas, formulando el concepto de revolución mesiánico salvador, creían que la revolución en sí misma traería la salvación a Francia y a todo el mundo „civilizado“.
El concepto liberal competitivo igualitario de la revolución fue formulado por Marie Jean Antoine Caritat, Marqués de Condorcet (1743-1794); él declaraba que, de acuerdo con las eternas leyes de la razón y la naturaleza, la libertad tenía que ser edificada sobre las ruinas del despotismo, y la igualdad sobre las de la aristocracia. Desde luego, hasta nuestra época del globofascismo, libertad (como tambièn la igualdad y la fraternidad) quería decir libertad burguesa capitalista, la libre globalización del capital, el libre despliegue del capital a través del globo, la libre conquista y el libre bombardeo del "Tercer Mundo"; pero debido a la centralización y monopolización, la hoy dominante globalización estadounidense no resulta tan igual y tan fraternal para las restantes clases burguesas metropolitanas.
Para defender los intereses capitalistas de la Revolución Francesa, Condorcet, en 1793, introdujo la nociòn del “factor subjetivo” en el concepto de la revolución, al declarar, que la revolución social moderna necesitaba de „revolucionarios“, los "citoyen", los “camaradas”, los “compatriotas”. El teorema de que la revolución social de un modo de producción puede pensarse y hacerse consciente- y activamente, tiene su origen en las experiencias de la Revolución Francesa.
También el pensador británico, Edmund Burke, explicó los acontecimientos que rodearon a la revolución en terminos de un sujeto activo, específicamente del trabajo de un grupo de agitadores, que incitaron a las masas a cometer actos y acciones violentas, refiriéndose a los „hombres de letras“, filósofos, ideólogos y corredores de bolsa como los sujetos responsables para las turbulencias revolucionarias.
Por otro lado, un antagonista de la Revolución Francesa, Abbé Barruel, explicó en forma clásica en su libro Memoires por servir a I’Histoire du Jacobinisme, que las causas de la Revolución Francesa tenían que buscarse exclusivamente en la existencia de unos conspiradores bien organizados. Esto es entonces el origen de la infamosa teoría revolucionaria de conspiración, fatal para los verdaderos revolucionarios práxico-teóricos, porque los confunde ideológicamente en sus estrategias políticas, y prohibe ver la lucha real de las clases sociales a nivel mundial contra el globofascismo.
(Véase: Jutta Schmitt, Reflections on Conspiracy Theory: http://www.franz-lee.org/files/pandemonium00859.html )
6. La Negación Proletaria en la Revolución Francesa
Por otro lado, defendiendo los intereses proletarios, que también (aunque todavía no teóricamente) fueron expresados en la misma Revolución Francesa, los demócratas radicales jacobinos, bajo Marat y Robespierre, querían completar la revolución social burguesa. Así surgió la negación proletaria, la concepción práxico-teórica de la lucha de clases, dentro de la misma Revolución Francesa, que más tarde Marx y Engels -- ellos mismos fascinados de la Revolución Francesa, del capitalismo y de sus potencialidades mismas --, la formularían científica y filosóficamente en el Manifiesto Comunista (1848). Es importante notar que la Revolución Francesa capitalista que ya comprende más de dos siglos, dentro de sí misma, en su esencia unilateral y existencia contradictoria inherente, contiene dos lados, la afirmación capitalista y la negación proletaria -- ellas forman los límites de cualquier revolución dentro del sistema laboral global actual.
De ahí que, en un mundo univearsalizado totalmente por la producción capitalista, explotadora, dominante, discriminadora, militarizada y alienante, lo decisivo es saber dónde, cuándo, por qué, para qué, para quiénes -- ¿Quo vadis?, ¿Cui bono? -- se hace y piensa la revolución social. A fin de cuentas, no es el capital que produce el trabajo; la fuerza de trabajo, al contrario, produce el capital. El problema principal de la Revolución Bolivariana es, que el capital transnacional y las clases capitalistas corporativas globales tienen que destruir la naturaleza física y las fuerzas de trabajo manuales latinoamericanas por millones. En el pasado, esta fuerza de trabajo física ha producido el gran capital que ahora amenaza al mundo, por ejemplo y en América Latina, con el ALCA. El Trabajo mismo, la Alienación per se, ha generado la acumulación del capital mundial, el globofascismo actual.
Regresando al hilo rojo, de todos modos, este otro concepto burgués radical proletario de revolución, se halla en abierta contradicción ante el concepto formulado por los teóricos burgueses en vísperas de la Revolución Francesa. Reveló que una revolución social objetiva necesita de revolucionarios subjetivos. Digamos, irónicamente, afirmando la patria moderna, que esto constituyó el logro político de la burguesía radical cuando aún era joven y revolucionaria. Los representantes modernos de la alta burguesía internacional en Miami, como los Cisneros, Mendozas y Capriles, cuando se refieren a las actividades „dictatoriales“ de los „terroristas“ y „oficialistas“ en Venezuela, olvidan esto deliberadamente.
De ahí que es menester notar que la palabra y el concepto de la revolución recibió su connotación política con el origen mismo del capitalismo. Similarmente, como no hay racismo sin capitalismo, y no hay capitalismo sin racismo, análogamente, no hay capitalismo sin revolución, y no hay revolución sin capitalismo. La revolución es la quintaesencia del capitalismo, es su afirmación inherente, es su conditio sine qua non de existencia. Y viceversa, el producto transhistórico de la Revolución Franco-Inglesa (1789 - 1830) es el capitalismo, el modo de producción capitalista. (Véase: Marx y Engels, El Manifiesto Comunista. Allá está explicado la revolución capitalista como el fons et origo del comunismo, la dinamo sistémica de la lucha de clases, el objetivo histórico final, el espíritu del mundo del proceso de producción, la auto-realización del Trabajo.)
Como ya verificado científicamente, ninguna Revolución puede sobrepasar el Capitalismo, y ningún Capitalismo por medio de la Revolución puede traspasar el Rubicon creativo de la Emancipación Humana. Por eso, con todo respeto y amor a Lenin, Trotsky, Ho Chi Minh, Che Guevara, etc., es importante hacer notar que de facto todas las grandes revoluciones del siglo XX terminaron en el Capitalismo mismo, ahora, en el Globofascismo; y que, como nunca antes, el Capitalismo corporativo destructivo está revolucionándose, globalizándose, realizándose inexorablemente, es decir, aniquilándose.
7. Las teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París de 1871 hacía la Revolución de Octubre de 1917
"Este proceso es catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara marxista, tampoco se declara antimarxista."
(Marta Harnecker, sobre la Revolución Bolivariana.)
7.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de Marx y Engels
Como dijimos anteriormente, durante la „Revolución Gloriosa“ de 1688, el término revolución logró su significación como evento político singular. La Revolución Francesa ha demostrado que todas las revoluciones sociales son revoluciones „deseadas“. Así, al concepto revolución se le asigna un elemento político subjetivo. Esto quiere decir que los revolucionarios y la consciencia revolucionaria son elementos esenciales de una revolución social; de hecho, constituyen prerequisitos para ponerla en marcha. Con los antecedentes de esta experiencia histórica de la Revolución Francesa, Carlos Enrique Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) han desarrollado la Práxis-Teoría revolucionaria del Socialismo Científico-Filosófico, tal como está expresada en el Manifiesto Comunista de 1848. Esta línea de tradición revolucionaria se continuó en Europa desde 1789 - 1830 - 1848 - 1871 - 1905 hasta 1917.
Heinz Rudolf Sonntag, en su libro Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución, dice:
„‘La cuestión social’, ‘el movimiento social; ‘la revolución social’, son categorías que predominan en el lapso de 1848 a 1918 y ello no puede pasarse por alto. El problema de la ‘revolución social’ se convirtió en problema clave. En torno a este fenómeno giraba el pensamiento del siglo XIX, sin que importara la diferente valoración que se le daba, ni tampoco la posición que se tenía frente a él. Marx está al principio de este desarrollo, Lenin al final. Al comienzo se concibió la ‘revolución social’ como una parte del ‘movimiento social’; como más o menos inevitable, como transformación de una situación social en otra“. (Heinz Rudolf Sonntag; Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución. Caracas: U.C.V., 1974, p. 19.)
Seguramente la revolución social de Venezuela no es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir el futuro marxista, es decir, la totalidad de la emancipación humana.
Marx formuló su teoría de la revolución socialista en los años 1840-1848 como un programa para la futura revolución democrático-burguesa en Alemania. El rezago histórico de Alemania frente a los países burgueses occidentales vecinos (Inglaterra, Francia) daba a la revolución alemana una posibilidad histórica: no sólo recuperar la „emancipación política“ tal como la habían realizado los revolucionarios jacobinos en Francia, sino transcender hacia la „emancipación humana“, superando de esta manera la contradicción entre Ciudadano y Burgués. En el contexto de la pregunta acerca del sujeto de tal revolución no es únicamente Marx quien realiza la transición de un ideólogo burgués radical a un teórico de la revolución socialista, sino simultáneamente la transición del socialismo utópico al socialismo científico, que puede determinar y lograr un puente de la práxis entre la critica del presente y la utopía del futuro al mostrar, cómo la necesidad del presente reúne la confraternidad de la humanidad pensante y sufrida, liberando de esta manera a la sociedad humana de los grillos del modo burgués de producción.
Habrá dos partidos que se encontrarán siempre unidos en un proceso revolucionario: un partido pequeño-burgués que busca la terminación rápida de la revolución y un partido proletario impulsando más y más la revolución hasta que todas las clases más o menos poseedoras sean depuestas del poder, el poder estatal conquistado por el proletariado y la asociación de los proletarios no solamente en un país, sino en todos los principales países del mundo, sea tan adelantada que por lo menos las fuerzas productivas principales se concentren en las manos del proletariado.
Esta declaratoria de la permanencia de la revolución que entonces representaba el programa común de la liga de los Comunistas y de los Blanquistas contiene los siguientes criterios de la revolución socialista:
a) La conquista de la hegemonía del proletariado en la revolución burguesa (históricamente rezagada).
b) La instalación de la dictadura del proletariado, es decir, la conquista del poder estatal con fines de expropiación y reorganización de los medios de producción.
c) La internacionalización de la revolución para lograr la cooperación entre las sociedades dominantes altamente desarrolladas pero dominadas por el proletariado, con el fin de impedir que el comunismo se convirtiera sólo en una generalización de la miseria y de la escasez que a su vez tuviera como consecuencia y, de manera inexorable, nuevas desigualdades, la formación de clases y la institución de un aparato opresivo frente a las mayorías populares.
Por lo general, acerca de la práxis-teoría de la revolución de Marx y Engels, puede decirse lo siguiente:
a. Marx fue el primer autor que describió la esencia de los cambios sociales fundamentales, como el resultado de la contradicción entre las fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones de producción obsoletas. En una cierta etapa de desarrollo, las fuerzas sociales materiales de producción entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, es decir, las relaciones de propiedad dentro de las cuales ellas se habían desarrollado hasta entonces. Después de ser formas evolucionistas originales de las fuerzas de producción, estas relaciones de producción se convierten ahora en cadenas de las mismas. El resultado es que se inicia una época de revolución social.
b. Un modo de producción nunca desaparece antes de que todas sus fuerzas de producción estén desarrolladas. Nunca aparecen nuevas y mejores relaciones de producción, antes de que las condiciones materiales de existencia, necesarias para su nacimiento, no estén ya presentes, en forma embrionaria, en el antiguo modo de producción.
c. La revolución es caracterizada como un proceso, como una época. Generalmente, la violencia revolucionario-emancipatoria, es imprescindible para romper la vieja cáscara y dar a luz las nuevas relaciones de producción. Pero la violencia no es, necesariamente, condición sine qua non de las revoluciones sociales.
d. El concepto revolución como proceso, es comparado con el concepto práxis, con la revolución política. En el pasado, este acto político no ha ocurrido exactamente en el punto donde la concentración de las nuevas fuerzas de producción entran en contradicción con las obsoletas relaciones de producción. En este sentido, la Revolución de Octubre fue prematura, y la futura revolución de los Estados Unidos, bastante retrasada.
e. Marx y Engels opinaban que la revolución socialista se daría, simultáneamente, en todos los países „civilizados“, altamente industrializados: Inglaterra, Estados Unidos de América del Norte, Francia y Alemania. El mundo „no civilizado“ automáticamente se vería forzado a aceptar el modo de producción socialista. El marxismo ortodoxo no está haciendo una clara distinción entre socialismo y comunismo. Sin embargo, la Revolución Mundial que comenzó en octubre de 1917 no tomó el curso previsto por Marx y Engels.
f. Queda claro que dentro de la práxis-teoría marxista, de la revolución no puede haber un modelo de revolución paradigmático, generalmente válido. Tampoco existen las revoluciones clásicas.
g. El factor común de todas las revoluciones es, que las condiciones de explotación social se tornan tan insoportables para las masas trabajadoras, que la mayoría de ellas es preparada para poner su vida en juego, en revueltas constantes contra los gobernantes, que ya no son capaces de resolver los ingentes problemas sociales.
h. El único punto claro es, que con la Revolución Bolchevique de 1917, la época de la revolución social entre capitalismo y socialismo, quedó instaurada. En otras palabras, el proceso de la revolución proletaria mundial comenzó.
i. Esta revolución proletaria mundial, que se refleja en las actuales crisis internacionales del capitalismo, a escala global, tiene como elementos importantes: la revolución científico?tecnológica, el rápido desarrollo de las fuerzas productivas, y la lucha emancipatoria de las naciones, a escala mundial."
(Véase: Lee, Teoría-Praxis... )
7.2. La Práxis-Teoría de Revolución de Lenin y Trotsky
Los bolcheviques y los socialdemócratas alemanes descubren al comienzo de este siglo nuevamente la actualidad de la revolución que se desprende de los escritos de Marx en torno al año 1848. La Revolución Rusa de 1905 plantea a los socialdemócratas rusos y a la Segunda Internacional el problema acerca del carácter de ésta revolución: Se desarrollan tres concepciones:
a) La menchevique
b) La bolchevique
c) La del inspirador del primer Consejo de Obreros
de Petersburgo, León Trotsky.
La teoría menchevique veía la tarea de la revolución limitada al derrumbamiento del poder Zarista y a la instauración de una República democrática-burguesa en cuyo contexto se desarrollaría el capitalismo ruso, mientras la democracia socialista rusa a través de la oposición y de la organización eliminaría las peores formas de explotación de los obreros rusos. Según los mencheviques, una revolución socialista no era procedente en una Rusia subdesarrollada, ya que presuponía un capitalismo avanzado.
La fórmula teórica revolucionaria de Lenin para la revolución era hasta la primera Guerra Mundial la de una dictadura democrática de obreros y campesinos; su interés se dirigía más que todo a las clases preparadas para la revolución, es decir, a los sujetos de la revolución en ciernes. Los cien millones de campesinos sin tierra saldrían de su casi-servidumbre, lucharían por el reparto de la tierra, cinco millones de obreros urbanos apoyarían con el arma de la huelga a la guerra campesina en las ciudades, pero con metas socialistas.
El resultado sería una coalición revolucionaria entre los partidos obreros y campesinos ya que la burguesía rusa debido a la peculiaridad del desarrollo ruso no jugaría ningún papel político independiente. La revolución burguesa la realizarían los obreros y campesinos, y sería conforme a sus métodos de lucha una revolución proletaria (en las ciudades). Además la revolución rusa encendería la señal para la revolución proletaria „pura“ en Europa Occidental.
La Práxis-Teoría Revolucionaria de Trotsky dio todavía un paso más allá y pronosticó en los años 1905-1906 que a partir de la coalición supuesta por Lenin tendría que seguir rápidamente una hegemonía del proletariado urbano, ya que la clase campesina pequeño-burguesa, dispensa y tradicionalmente desorganizada, a causa de la debilidad de la burguesía rusa, había de colocarse bajo la conducción del proletariado urbano, y a los obreros urbanos no les quedaría otro remedio, por sus propios intereses, una vez llegados al poder, que la destrucción de todo el conjunto de las instituciones capitalista-burguesas económicas y políticas y la instauración del colectivismo. Esto los traería en conflicto con los intereses clasistas de los campesinos pequeño-burgueses. Sin el apoyo de la revolución proletaria en los países capitalistas altamente desarrollados, la dictadura del proletariado en la Rusia atrasada no podría sostenerse. La suerte de la Revolución Obrera Rusa sería decidida a través de las luchas sociales en un contexto internacional.
Lenin se encontraba bastante cerca de ésta posición de Trotski hacia la primera Guerra Mundial, después promovía a raíz de su regreso del exilio, a la segunda revolución, es decir, la revolución proletario-socialista (Las Tesis de Abril). Los eventos del año 1917 ocurridos en Rusia afirmaron plenamente las tesis trotskianas del año 1905. La toma bolchevique del poder, como se desprende claramente de los manifiestos y conferencias del primer congreso de la Comintern y de los congresos del Partido Comunista Ruso como también de los escritos de los líderes revolucionarios, se realizó bajo la esperanza de una expansión internacional rápida de la revolución socialista.
Las luchas fraccionarias en el Partido Comunista Ruso y en la Tercera Internacional en los años 1923-1929 giraban esencialmente en torno a la política exterior e interior correcta del primer Estado Obrero aislado, en interés del proletariado ruso e internacional. Bajo ruptura de la tradición bolchevique de los años 1917-1923 inauguró Stalin en el año 1924 una versión nueva del comunismo, nacionalmente limitado.
Sin embargo, no hubo desacuerdo de las fracciones en cuanto a la necesidad de una industrialización inmediata y rápida en Rusia. En lo que si no había acuerdo fueron los medios a utilizar con este fin.
La Tercera Internacional se creó como un instrumento de difusión de la revolución socialista. Desde el comienzo se debatía entre las fracciones la cuestión de la política de coaliciones en países desarrollados y subdesarrollados.
Ahora bien, para concluir, mencionemos la ideología "revolucionaria" de Stalin: parece haberle dado poca prioridad, ya desde muy temprano, a la propagación de la revolución internacional (compare: su Carta de agosto de 1923 a Zinoviev sobre las perspectivas de una revolución comunista en Alemania, en la cual recomienda „prudencia“).
Tanto en China (1925-1927), como en España (1931-39) posteriormente, la fracción estalinista impuso, a través del COMINTERN, su tesis acerca de la necesidad de una revolución nacional-burguesa como etapa previa, lo cual significaba que los Partidos Comunistas de los dos países dejaran de conducir una política comunista propia dedicándose sólo al apoyo crítico del movimiento revolucionario nacional (Frente Popular o KUOMITANG), en el caso de no aceptar unas alianzas sin principios con aquellas organizaciones. Stalin esgrimió de esta manera la antigua fórmula acerca de la „dictadura democrática de obreros y campesinos“ ya adelantada por él en la primavera de 1917, en su condición de redactor de PRAVDA, como el programa de la Internacional Comunista. La consecuencia de ello fueron las derrotas de la clase revolucionaria y de sus partidos. La acusación que hacía Trotski del „menchevismo“ con respecto al concepto de una revolución por etapas, fue aceptada.
Igual como se enfrentaban a comienzos del siglo el bolchevismo y el menchevismo, así seguían enfrentándose en las décadas 20 y 30 el estalinismo y el trotskismo. Para el consumo interno proclama Stalin, contrariamente a toda la tradición marxista, el otoño de 1924, la tesis relativa a la posibilidad del socialismo en un sólo país (Rusia). Stalin convirtió así en virtud nacional-comunista la autarquía impuesta: Rusia es capaz de continuar el socialismo/comunismo con sus propias fuerzas aún si la revolución socialista fracasara en el resto del mundo. El calificativo que dio Trotski a esta posición, ya en el año 1928, fue el de una „teoría de consolación“ y de „opio para el pueblo“.
Socialismo significa en la realidad y en un contexto teórico-marxista: la producción abundante y la eliminación de la escasez de alimentos mediante la colaboración planificada de los países industrializados altamente desarrollados. Solamente así tiene sentido hablar del fenecimiento del Estado, de la liquidación de la desigualdad y de la desaparición de las clases sociales.
La crítica trotskiana de la política y teoría de la Tercera Internacional y de la política exterior de la URSS responsabilizó a raíz de la derrota „pacífica“ de la clase obrera alemana en 1933 el interés grupal de la nueva capa burocrática aparecida en el primer Estado Obrero (una capa que usurpó el poder político de los Consejos Obreros y que erigió un aparato colosal de opresión auto-apropiándose el derecho de desposesión de los medios de producción y auto-reproduciéndose como casta privilegiada) por los „errores“ políticos (Alemania de 1923) y la traición „de los intereses proletarios“ (Alemania de 1933, España de 1936-1939).
Summa summarum, práxica, teórica y organizativamente los programas revolucionarios estalinista-menchevistas y trotskistas se enfrentaron antagónicamente en los países desarrollados y "subdesarrollados".
Los trotskistas se preguntaban acerca de las tareas revolucionarias y de la estructura de clases susceptibles de solución. Estaban convencidos de que la burguesía de ningun país seria capaz en la actualidad de adelantar las condiciones previas de una revolución burguesa (aumento de la propiedad privada, la reforma agraria, la independencia nacional, una república parlamentaria), sino que la realización y la defensa de las metas tradicionales de la revolución burguesa sólo pueden lograrlas los campesinos pobres conducidos por el proletariado, quienes conforme sucedió en la Revolución Rusa, una vez alcanzado el poder y siguiendo „la lógica de la situación política interna y externa“, utilizarían ese poder para la consecución de metas socialistas más amplias.
Ahora bien, hemos presentado brevemente la esencia y la existencia, la práxis y la teoría de las principales concepciones burguesas y proletarias de la Afirmación (Revolución Francesa) y de la Negación (Revolución de Octubre) dentro del mismo proceso de trabajo moderno, dentro del sistema capitalista global contemporáneo.
En el Tercer Milenio, este proceso en su totalidad, debido a sus contradicciones inherentes, a causa del mercado mundial, de la competencia, centralización, monopolización y globalización del capital, se ha profundizado peligrosamente, así produciendo el globofascismo, el modo corriente de destrucción orwelliano, total, totalitario, amenazando la propia existencia de la especie. Trataremos entonces de enfocar la Revolución Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el "neoliberalismo salvaje".
PARTE II
8. LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Introducción
8.1. Aprendiendo de Lenin: Estado y Revolución
Ahora bien, en lo que se refiere al primer intento de los Bolivarianos de derrocar el Estado Puntofijista en Venezuela, y después de capturar el Estado venezolano democráticamente a través de una serie de elecciones victoriosas, Lenin nos enseña lo siguiente: Según la teoría revolucionaria marxista (leninista), el Estado burgués (incluso el Estado colonial y neocolonial) constituye el instrumento de dominación política en las manos de la clase burguesa y sus respectivos representantes políticos en cualquier país del mundo, con el cual prevalece sobre la clase obrera, el campesinado y el lumpen-proletariado. Sus características principales son la burocracia y el ejército permanente, que constituyen su “brazo armado”. La democracia representativa, no participativa, burguesa, con el sufragio universal, es, según Lenin, una gran farsa para distraer la clase trabajadora y desviar la atención del hecho, de que nada se gana con “democráticamente elegir”, cada cuatro o cinco años, el nuevo amo que reemplaza al anterior y que sigue explotando económicamente y oprimiendo políticamente a la gran mayoría de la clase trabajadora. Precisamente esto es lo que ha pasado aquí en Venezuela a través de las últimas décadas. También, se trata de destruir exactamente esta gran farsa del sufragio universal y de las elecciones o referéndos fraudulentos.
En vista de que, a largo plazo, dentro del sistema global, como Negación intrínseca del orden existente, ninguna revolución social es realmente posible dentro del marco de la democracia representativa y dentro del aparato estatal burgués, se plantea el problema de la relación entre la revolución y el Estado. Como se ha probado históricamente, la burguesía jamás va a ceder el poder político (ni económico) de manera pacífica (lo que precisamente hemos podido comprobar en el caso de Venezuela); y de la experiencia de la famosa “Comuna de París” en 1871, donde después de haber controlado por varios meses el poder político de la capital francesa, se desató una salvaje represión en contra de los trabajadores de la Comuna por parte de la “democracia burguesa”, que acabó con la vida de miles de trabajadores, se saca la conclusión de que no basta, que las masas, la clase trabajadora, se apoderen de la maquinaria del estado, sino que la tienen que destruir y romper. Esto, de manera mucho más radical y consecuente, Bakunin y los anarquistas han exigido.
En este contexto, en la época de la globalización, del "neoliberalismo salvaje", de la dominación socio-político-económica del complejo corporativo-industrial-militar, de la desaparición del Estado particular y de la soberanía nacional, en vísperas del surgimiento del Estado Internacional Único, o sea, el "Cuarto Imperio" estadounidense, entre otras cosas, es menester identificar y revisar con precisión científica el significado del Estado Venezolano -- la dinamo actual de la Revolución Bolivariana. Parcialmente el "clásico" Estado burgués venezolano -- debido a la Constitución Bolivariana, los planes de revolucionar la economía, las leyes respectivas, y la reconquista de PDVSA -- está herido mortalmente, como consecuencia de la fuerte lucha de clases, entendida en el sentido marxista, desatada entre una lumpen-burguesía internacional parasítica, compuesta por los Cisneros, Mendozas, Capriles y "activistas" de tipo Plaza Francia, y las clases pauperizadas, apoyadas por las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Después enfocaremos unas observaciones de Marta Harnecker sobre este particular militar y otros aspectos importantes de la Revolución Bolivariana. Porque sus documentos son casi desconocidos, debido a la guerra de desinformación los citaremos extensamente.
Ahora bien, según Lenin, las tareas más urgentes de una democracia obrera participativa para destruir los dos ejes fundamentales del Estado -- la burocracia y el ejército contrarrevolucionario permanente--, son, primero, establecer la libre elegibilidad y sobre todo la revocabilidad de los funcionarios y la rotación constante de puestos; y segundo, la organización del pueblo en armas y la supresión del ejército opresivo permanente. Seguramente, aunque no exista referencia oficial a la teoría revolucionaria leninista, la revocabilidad de los mandatos públicos queda firmemente asentada en la Constitución Bolivariana. En cuanto a la rotación constante de cargos para precisamente evitar la fosilización y burocratización, ésta todavía no se perfila. Respecto al delicado punto de la organización del pueblo en armas, cabe destacar, que este principio ha sido introducido en Cuba en función de su defensa ante los ataques constantes y feroces en contra de su integridad y soberanía - recuérdese la invasión estadounidense en la Bahía de los Cochinos, que el pueblo en armas junto a las Fuerzas Armadas, contrarrestó. En el caso Venezolano, el pueblo puede considerarse armado en cuanto que las Fuerzas Armadas de la República Bolivariana de Venezuela lo están firmemente apoyando, junto a su Constitución, dispuestos a defenderla; aún cuando en miras a la desestabilización promovida por la “oposición” en coordinación con fuerzas extranjeras, y hasta en miras de una posible intervención militar extranjera, se perfila, bajo la figura de los reservistas, una creciente incorporación del pueblo a las filas del ejército.
Ahora veremos que dicen Marta Harnecker sobre la Revolución Bolivariana Bonita. De verdad, es algo que el mundo no ha visto hasta ahora. Pero, para registrar esto, la conditio sine qua non es tener una mente sana, alerta y abierta. Por cierto, con doctrinas, dogmas e ideologías obsoletos, inconscientemente, totalmente asfixiados en el adoctrinamiento y la manipulación de los medios de comunicación salvajes, nacionales e internacionales, saturados de la desinformación, no entenderemos nada de este espectro emancipador que corre el mundo globalizado fascista.
8.2. Venezuela: Una Revolución Sui Géneris
El 24 de enero de 2003, en su ponencia "Venezuela: Una Revolución Sui Géneris“, presentada en el "Third World Social Forum Seminar", Marta Harnecker más que nadie ha explicado idóneamente el proceso revolucionario del Presidente Chávez en Venezuela:
"4. Se trata de un proceso sui géneris absolutamente deformado por los grandes medios de comunicación y muy poco comprendido por la izquierda, porque rompe todos los esquemas:
Primero, surge a partir del abrumador triunfo de Chávez en una contienda electoral y continúa avanzando por la vía institucional a pesar de todas las provocaciones que recibe por parte de los opositores.
Segundo, es catalogado ideológicamente de indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso sino el bolivarianismo.
Tercero, es conducido por un militar que osó promover un alzamiento militar contra el régimen y cuenta con muchos militares en el gobierno.
Cuarto, se trata de un militar populista.
Quinto, no cuenta con un partido de vanguardia para conducir el proceso.
Sexto, ha sido incapaz de eliminar la corrupción - una de sus principales banderas de lucha -.
Séptimo, no ha materializado todavía transformaciones económicas de envergadura y es un fiel pagador de la deuda externa.
5. Dadas estas características, ¿puede hablarse de que éste es un proceso revolucionario?
Analizando estas objeciones pienso que se entenderá mejor lo que ocurre en Venezuela y por qué sí considero que el proceso que vive Venezuela es un proceso revolucionario."
(Véase: http://www.venezuelanalysis.com/articles.php?artno=1018 http://www.rebelion.org/harnecker/harnecker240203.pdf)
En cuanto a la Teoría de la Revolución Bolivariana, Marta Harnecker observa lo siguiente:
"2. ¿IDEOLÓGICAMENTE INDEFINIDO?
12. Este proceso es catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara marxista, tampoco se declara antimarxista.
13. Chávez busca fundamentar su proyecto en un ideario enraizado en las tradiciones nacionales. Tres son las principales figuras que le inspiran: Simón Bolívar; Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.
14. ¿Pero, qué sentido tiene que una revolución del Siglo XXI se inspire en un pensador de comienzos del Siglo XIX? Lo que pasa es que en estos pensadores se encuentran ideas absolutamente vigentes hoy para el país.
15. Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista de América Latina contra España, si bien no hablaba de lucha de clases sí se refería a la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento estaban muy presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión de la necesidad de la integración latinoamericana. Vio entonces que nuestros países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar juntos a los países de Europa y a los Estados Unidos Y ya en la segunda década del Siglo XIX fue capaz de prever que los “Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad”. Por otra parte, en su filosofía política Bolívar concebía la democracia como el sistema político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además, consideraba que un militar nunca debía dirigir sus armas contra el pueblo.
16. Por su parte, Simón Rodríguez, maestro y amigo de Bolívar, fue un gran educador y reformador social. Defendió con mucha fuerza la originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición pluriétnica y la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos negros en las futuras sociedades latinoamericanas. Planteaba con gran fuerza la necesidad de crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad. Rechazaba copiar soluciones provenientes de Europa y sostenía: “O inventamos o erramos”.
17. A su vez, Ezequiel Zamora, fue un general liberal que, en la guerra federal de 1850, luchó contra los conservadores. Impulsó la lucha a muerte contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos
18. Se trata entonces de un núcleo ideológico democrático, que reivindica la soberanía nacional, antiimperialista y antioligárquico; núcleo que, sin duda, es necesario enriquecer y profundizar, pero que ya contiene un conjunto de ideas claves para motorizar el avance del proceso revolucionario." (Ibid.)
Entonces, en Venezuela tenemos un proceso abierto, fresco, indefinido, en germen, fértil. Ningún problema, definitivamente, un "comienzo" novesísimo, altamente revolucionario. Esto es lógico, porque de que se trata también se encuentra en el alba, en el horizonte, es vago y opaco, y sabiamente todavía puede expresarse a sí mismo en terminos opacos.
8.3. La Curiosidad: ¿Una Contrarrevolución sin una Revolución?
En la Venezuela actual, la verdad fluyente casi siempre es al revés: ¿Qué ocurría aquí en Abril de 2002?
"8. ¿UNA CONTRARREVOLUCIÓN SIN UNA REVOLUCIÓN?
84. La complicada correlación de fuerzas internacional; el desastre climático del 99; el pesado lastre del aparato institucional heredado; la lenta elaboración de las nuevas leyes que permitan concretar los avances revolucionarios y la necesidad de salir al paso de las tácticas desestabilizadoras de la oposición han impedido realizar transformaciones económico-sociales profundas durante los 4 primeros años de gobierno del presidente Chávez. Por esta razón hay quienes han sostenido que en Venezuela se da la paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una verdadera revolución.
85. Para discutir esta afirmación es necesario discutir qué entendemos por revolución. Si la revolución es entendida como el asalto al poder, la destrucción del aparato del Estado, y la adopción de medidas económicas drásticas que expropien a los antiguos dueños de los medios de producción, sin duda lo que ocurre en Venezuela no puede ser catalogado de revolución social." (Ibid.)
La dificultad de “catalogar” algo “indefinido” puede precisamente explicarse en terminos de que algo que radicalmente difiere de lo conocido, de lo viejo y osificado, es decir algo diferente y hasta “triferente”, tiene sus propios rasgos dinámicos, difícilmente determinables, aùn cuando sus elementos constituyentes, sus relaciones son revolucionarias.
Como una verdadera anomalía en el contexto latinoamericano aparece el papel progresista, revolucionario que juegan las Fuerzas Armadas Venezolanas en este proceso “indefinido”. Marta Hanecker explica:
"Hay quienes rechazan el proceso revolucionario bolivariano por tener a un líder militar y por el destacado papel de los militares en muchas instituciones del Estado y planes del gobierno y esto ocurre porque suelen entender que los militares forman parte del cuerpo represivo del Estado burgués, que están permeados por la ideología burguesa, que no tienen salvación. ¿No será esta una visión muy mecanicista? ¿No habrá que evitar generalizaciones y tratar, por el contrario, de analizar a cada ejército en la situación concreta en la que está inserto?
"La historia parece avalar esto último. En los algo más de 4 años que han estado en la primera plana del escenario político, los militares venezolanos han desempeñado un relevante papel en defensa de las decisiones democráticamente adoptadas por el pueblo venezolano, siendo los principales artífices del retorno de Chávez al gobierno cuando un grupo de altos oficiales, la mayoría de ellos sin mando de tropa, (1) hicieron el triste papel de peones de los grandes intereses empresariales en un frustrado intento de golpe de Estado en abril del 2002." (Marta Harnecker, Introducción al último libro de Marta Harnecker. Militares venezolanos -- Peculiaridades que determinan su compromiso junto al pueblo, 1 de abril del 2003.) (http://www.rebelion.org/harnecker/030407harnecker.htm)
Entonces, ¿Qué hace a estos militares Bolivarianos diferentes? ¿Por qué la gran mayoría de ellos apoya el proceso revolucionario? Dejemos que Marta Harnecker detalladamente, nos explique esta anomalía latinoamericana y también mundial:
"En primer lugar, hay que tener en cuenta que es un cuerpo armado marcado por Simón Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista de América Latina contra España. Este prócer no habla de lucha de clases, pero sí de la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento están muy presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión de la necesidad de la integración latinoamericana. Vio tempranamente que nuestros países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar unidos a los países de Europa y a los Estados Unidos. Ya en la segunda década del Siglo XIX fue capaz de prever que los "Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad". Por otra parte, en su filosofía política concebía la democracia como el sistema político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además, consideraba que un militar nunca debía dirigir sus armas contra la población.
"En segundo lugar, a partir de la generación de Hugo Chávez, la mayoría de sus oficiales no se formaron en la Escuela de las Américas sino en la Academia Militar venezolana, que había entonces [1971] sufrido una profunda transformación. El llamado Plan Andrés Bello elevó la docencia a grado universitario. Los cuadros del Ejército comenzaron a estudiar ciencias políticas, a conocer a pensadores de la democracia, a analistas de la realidad venezolana. En estrategia militar se estudiaba a Clausewitz, a estrategas asiáticos, a Mao Tse Tung. Muchos de esos militares terminaron por especializarse en determinadas materias en las universidades y comenzaron a intercambiar con otros estudiantes universitarios. Y si algunos llegaron a ir a estudiar a la academia estadounidense, ya iban con su mochila cargada de ideas progresistas.
"En tercer lugar, hay que tener en cuenta también que esta generación de oficiales no tuvo que enfrentarse a una guerrilla en auge como otros militares latinoamericanos. Se forma, por el contrario en los setenta, cuando ya el país estaba casi pacificado, y eran muy pocos los núcleos guerrilleros que persistían. Al recorrer zonas campesinas en sus patrullajes fronterizos no encontraban guerrilleros sino pobreza. Mientras la ideología burguesa dominante en nuestros países nos trata de hacer creer que los pobres son pobres porque son borrachos, porque no tienen espíritu de trabajo ni iniciativa, porque son poco inteligentes, y esa es la ideología que impregna generalmente a nuestros cuerpos armados, los militares venezolanos ven detrás de la pobreza a la oligarquía venezolana que acapara las riquezas y a los Estados Unidos vocacionado para sembrarla.
"En cuarto lugar, en la Fuerza Armada venezolana no existe discriminación para acceder a los grados más altos dentro de la Fuerza Armada. No existe una casta militar como en otros países. La mayoría de los oficiales de alta graduación son hijos de familias de escasos recursos, sea del campo o de la ciudad, y conocen, por experiencia propia, las dificultades que el pueblo venezolano debe enfrentar en su diario vivir. Por supuesto que este origen popular no implica que una vez que hayan logrado ascender a los grados más altos y empiecen, por lo mismo, a relacionarse tanto familiar como económicamente con sectores de la oligarquía, estos oficiales sean inmunes a las hábiles maniobras de cooptación que estos sectores suelen desplegar. Algunos de ellos olvidan su origen social y pasan a servir a los intereses de las clases dominantes.
"En quinto lugar, hay que tener en cuenta la conmoción que causó en la generación de Chávez la explosión social que se produjo el 27 de febrero de 1989, en rechazo al paquete de medidas económicas neoliberales impuesto por el gobierno de Carlos Andrés Pérez que implicaba, entre otras cosas: la reducción del gasto público, la liberalización de los precios, la liberalización del comercio, la promoción de la inversión extranjera, la privatización de las empresas del Estado.
"La causa inmediata de la rebelión popular fue el aumento del precio del transporte como consecuencia del alza del precio de la gasolina. La gente de los barrios más pobres salió masivamente a las calles y comenzó a quemar autobuses, a saquear comercios, a destruir tiendas y supermercados. Los militares salieron a poner "orden". El "Caracazo" - denominado así por haber tenido como epicentro la capital de Venezuela, aunque fenómenos similares ocurrieron en varios otros Estados del país- terminó con una masacre de grandes proporciones(5) y fue un acontecimiento determinante en la maduración política de muchos jóvenes oficiales.
"En sexto lugar, el enorme contraste en la distribución de la riqueza en un país que había vivido un boom petrolero y hubiese podido resolver con esos ingresos los problemas sociales de la población más pobre, y la corrupción reinante a todos los niveles, fueron elementos claves en la gestación de una corriente de repudio a la situación existente dentro de la propia institución militar. Esta corriente terminó constituyéndose en un movimiento clandestino que fue creciendo internamente y expandiéndose hacia sectores civiles: el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
"Tres son las fuentes de inspiración de dicho movimiento: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Al primero ya nos referimos. Simón Rodríguez fue maestro y amigo de Bolívar, un gran educador y reformador social que defendió con mucha fuerza la originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición pluriétnica y la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos negros en las futuras sociedades latinoamericanas. Y planteaba con gran fuerza la necesidad de crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad, rechazando copiar soluciones provenientes de Europa. "O inventamos o erramos" era uno de sus lemas. Ezequiel Zamora fue un general liberal que, en la guerra federal de 1850, luchó contra los conservadores y que impulsó la lucha a muerte contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos
"En séptimo lugar, el Caracazo aceleró los planes de la joven organización, la que tres años después, el 4 de febrero de 1992, organizó una sublevación militar contra el presidente Pérez que fracasó en sus objetivos inmediatos, pero que permitió catapultar a la escena nacional al máximo líder del Movimiento, el teniente coronel Hugo Chávez Frías. Al carismático militar le bastaron dos minutos en la televisión para que su imagen quedase grabada en la memoria de su pueblo. En ese escaso tiempo asume públicamente su responsabilidad ante los hechos, en un país donde ningún político era capaz de este tipo de gestos; llama a la rendición a las unidades que todavía estaban alzadas; y lanza su famosa frase: "¡Por ahora!" claro mensaje a su pueblo de que no había renunciado a seguir en la lucha.
!Ese gesto le permitió construir una opinión pública favorable a su persona y al proyecto que encarnaba, en un país donde el escepticismo por la política y los políticos dominaba en amplios sectores de la sociedad, entre ellos las capas medias. Fue con ese saldo inicial favorable que logra acumular la suficiente fuerza como para ganar ampliamente las elecciones presidenciales de 1998.
"En octavo lugar, ese triunfo electoral fue muy bien recibido por muchos de sus compañeros de armas predisponiéndolos favorablemente a realizar cualquier tarea que el nuevo gobierno se propusiera. Era necesario que la institución militar se reivindicara y dejara atrás la negativa imagen del Caracazo. Pero, al mismo tiempo, era un gobierno que había ganado democráticamente las elecciones y los militares debían ser fieles a su misión de defensores del sistema democrático. ¿Acaso su respeto a la Constitución y las leyes no había sido uno de los principios más inculcados en su formación y lo que hizo que varios de los oficiales que hoy simpatizan con Chávez y su proyecto hayan tenido una actitud bastante crítica frente al Golpe de 1992 que él encabezó?
"En noveno lugar, en la mayor parte de los países latinoamericanos los procesos socio-políticos que han pretendido emprender cambios profundos han tenido que enfrentar una complicada camisa de fuerza: la legalidad existente, cuyo objetivo último no es otro que la protección del anterior sistema de cualquier cambio que pueda afectar los intereses de las clases dominantes. En el caso de Venezuela, el primer gesto del gobierno recién electo fue impulsar un proceso constituyente para cambiar las reglas del juego heredadas y refundar el Estado, creando una nueva institucionalidad más adecuada a los cambios que se pretende llevar adelante. Una Asamblea Constituyente dio paso a una nueva Constitución. (6) Hay que entender entonces que la nueva Constitución se transforma en el gran aliado del proceso, porque la defensa de la Constitución no significa otra cosa que la defensa de los cambios iniciado por Chávez. Fue esa Constitución la que permitió que general Baduel, un celoso abogado de la necesidad de que los militares respeten la Carta Magna, se declarase en rebeldía y no obedeciese las órdenes de sus superiores golpistas; fue esa misma Constitución de la que se valieron muchos jóvenes oficiales y soldados para organizar la resistencia desde abajo presionando a sus comandantes a que rechazaran el golpe.
"En décimo lugar, el programa económico del gobierno de Chávez, que pretende ser una alternativa a la globalización neoliberal extranjerizante y que se plantea la promoción de la inversión nacional, la búsqueda de un desarrollo endógeno, rechaza la privatización del petróleo, y pretende resolver prioritariamente la situación de los sectores más desfavorecidos de la población, es un programa que calza muy bien con la vocación de defensa de la soberanía y del patrimonio nacional de la institución militar.
"Esto permite entender por qué las últimas acciones de la oposición relacionadas con el paro empresarial y el sabotaje al petróleo, que han tenido como consecuencia un enorme daño a la economía del país, han recibido un repudio masivo dentro de la Fuerza Armada venezolana consolidando las posiciones de defensa del proceso encabezado por Chávez.
"En onceavo lugar, se trata de un ejército que tiene un líder extraordinariamente carismático, con una auténtica vocación popular. Chávez ha despertado en la inmensa mayoría de los soldados una gran admiración y cariño. Por encima de cualquier comandante está él, su comandante en jefe." (Ibid.)
Especialmente en el año 2002, los militares venezolanos junto a su pueblo y su presidente han sabido cualitativamente estar a la altura histórica de los enormes desafíos que el Proceso Bolivariano Revolucionario contra el globofascismo euro-estadounidense está enfrentando actualmente.
8.4. Lo Nuevo Real en los Trajes del Antaño
A causa del desarrollo igual, desigual y combinado, e igualmente debido a la intransparencia de los procesos transhistóricos globales, también en Venezuela está ocurriendo lo que Marx ha explicado en su libro "El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte", donde se refiere al "autogolpe" del presidente de la República Francesa, Luis Bonaparte, quien en 1851 disolvió la asamblea nacional legislativa y concentró todo el poder político en sus propias manos. Marx explica, de manera introductoria, que todos los importantes hechos y personas de la historia universal casi siempre ocurren o aparecen dos veces, una vez como tragedia, y la segunda vez, como farsa. Ejemplo típico de ésto son casos como la tragedia de las cruzadas y la farsa de las nuevas "guerras de liberación" de Bush; la tragedia de 40 años de "democracia" puntofijista y la farsa de la dictadura de "Pedro el Breve" (Carmona Estanga). Además, Marx hace una observación transhistórica importantísima, al destacar, que los actos verdaderamente nuevos que se llevan a cabo en el horizonte de la historia siempre se visten en la ropa de lo antiguo:
"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal." (Karl Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Editorial Progreso, Moscú 1974. También véase: http://www.narconews.com/comments/view/1/p11.20 )
Tenemos la fuerte sospecha, de que algo similar ocurre con la Revolución Bolivariana, que constituye, objetivamente, la primera frente de lucha, nueva y auténtica, contra la globalización del tercer milenio, y que al mismo tiempo presta sus símbolos, lenguaje y héroes de lucha de su pasado colonial de los siglos XVIII y XIX.
8.5. Logros de la Revolución Bolivariana -- del "Proceso"
8.5.1. La Revolución como Proceso
Mientras tanto la Revolución Bolivariana ha adquirido una connotación muy especial: "El Proceso". Todos los revolucionarios hablan del "proceso", están en proceso, luchan para defender "el proceso". Hay que notar que un proceso es algo contradictorio -- como una revolución sui géneris: la paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una verdadera revolución -- es dialéctico, contiene una afirmación y una negación, en nuestro caso, ambas relacionadas entre sí mismas y con la Globalización Transhistórica de la Revolución Francesa misma. Harnecker explica:
" a) La revolución como un proceso
86. Pero, si entendemos la revolución como un proceso que lleva adelante un proyecto que se propone en primera instancia pasar el poder político de un bloque social a otro y, a partir de ahí, ir realizando transformaciones profundas en todos los aspectos de la sociedad. Y si entendemos que lo fundamental de ese proceso es ir creando el sujeto protagónico de la sociedad alternativa que se pretende construir, entonces sí podemos hablar de que el proceso bolivariano es un proceso revolucionario." (Véase Marta....)
Aquí parcialmente está la explicación del concepto de la Revolución Bolivariana. Claro, en Venezuela el poder político fue conquistado legítima y democráticamente, fue cortado de su base económica, y pasó no sólo de un grupo social hacia otro, sino fue trasladado principalmente de la clase media y alta de Venezuela hacia las clases más bajas y pobres. De facto, consciente- o inconscientemente, éste es un resultado de la lucha de clases en Venezuela no sólo contra sus amos nacionales e internacionales que han estado saqueando a Venezuela a costa de las clases pobres, del 85% de la población, sino, en primer lugar, es un producto y una protesta contra el neoliberalismo salvaje, contra la globalización, y, como sabemos, el 27/28 de febrero de 1989, miles pagaron con su vida. No es casualidad, que ésto coincidió con la caída del Muro de Berlín y con el fin del Apartheid en Sudáfrica, como también con la preparación militar estadounidense para conquistar el mundo entero y sus recursos. El "sujeto principal" de este proceso que está haciendo la revolución en la tradición de Bolívar y Miranda, pero también de Marat y Robespierre, es precisamente el Pueblo verdadero y auténtico, es decir, las clases humildes de Venezuela, junto a sus Fuerzas Armadas y su vanguardia, que es el gobierno de Chávez. Aquí también se ve claramente la herencia contradictoria Bolivariana de la Revolución Francesa (La Afirmación) y de la Revolución de Octubre (La Negación), de los dos lados de la misma Revolución dentro del sistema, del proceso histórico mundial universal.
8.5.2. La Herencia Constitucional de la Revolución Francesa
Hay una herencia constitucional de la Revolución Francesa, que muestra la matriz transhistórica del proceso revolucionario. Se trata de los tres famosos resultados constitucionales que produjo la Revolución Francesa, a saber las constituciones de 1791, 1793 y 1795 respectivamente.
Aún cuando se habían proclamado los derechos humanos y civiles en agosto de 1789 y aún cuando se había eliminado, en los primeros meses de la revolución, el sistema feudal y los privilegios de los Estamentos, persistió la desigualdad respecto a la propiedad y educación, concediéndose el derecho a la actividad política exclusivamente a aquellos ciudadanos poseedores de propiedad y adecuadamente educados, más no a las clases humildes, vendedoras de su fuerza de trabajo y sin educación. Esta desigualdad estructural quedó anclada en la constitución de 1791, con el derecho al voto atado a la propiedad, elecciones indirectas y la distinción entre ciudadanos activos y pasivos, adinerados y políticamente autorizados los primeros, y pobres y políticamente privados los últimos.
La constitución de 1793 o “Constitución Jacobina”, aún cuando jamás llegó a entrar en vigencia, fue producto de la radicalización de la Revolución en respuesta a los ataques provenientes de los viejos poderes feudales europeos. Esta constitución adopta los principios de Rousseau de la democracia radicalmente directa y egalitaria, sin separación de los poderes los cuales yacen por igual en la asamblea popular, y estableciendo el derecho universal del voto; pasando así la revolución de las manos de la burguesía pudiente a las manos de las masas desposeídas. Con la proclamación del derecho de resistencia y revolución cuando las circunstancias así lo requieran, y con la introducción de la figura del plebiscito, se declara la revolución en permanencia. Esto fue mucho antes de Trotsky y su teoría de la revolución mundial permanente, y de nuestro intento de nacionalizar y globalizar la revolución.
En 1795 entró en vigencia la “Constitución Directorial” (el poder ejecutivo yace en manos de un directorio de 5 personas) con rasgos fuertemente restaurativos, al reintroducir la separación de poderes y un sistema de control (Montesquieu), al restablecer el voto atado a la propiedad y las elecciones indirectas, y eliminando los derechos de resistencia, revolución y renovación constante de la constitución anclados en la constitución de 1793.
Estudiando la Constitución Bolivariana con cautela, se puede registrar similitudes sorprendentes e interesantes con la Constitución Francesa de 1793 o “Constitución Jacobina”. Ésto -- y, por supuesto, la reconquista económica de PDVSA -- configura entre los logros más sobresalientes de la Revolución Bolivariana, como Marta Harnecker lo explica en lo que sigue:
" b) Logros
87. Uno de los logros iniciales es haber podido convocar, desde la Presidencia de la República, a una Asamblea Constituyente y aprobar luego una nueva Constitución que cambia las reglas del juego político y pone trabas al neoliberalismo, planteándose contra la privatización de la empresa venezolana del petróleo y el latifundio; a favor de los pequeños pescadores en desmedro de las empresas transnacionales de la pesca; por la propagación de las empresas cooperativas y del microcrédito; contra la privatización de la educación y por una enseñanza gratuita; contra la privatización de la seguridad social. Esta Constitución aboga también por los derechos de los pueblos indígenas, de los niños y niñas, por el derecho a la libre información y reivindica un modelo participativo, en el que los ciudadanos jueguen un papel protagónico. Pero todos estos planteamientos hubieran podido haber quedado como letra muerta si el gobierno no hubiese dictado las leyes que permitirían poner en práctica los principios constitucionales. Es entonces, como señalamos anteriormente, cuando la oligarquía comienza a sentirse amenazada en sus intereses económicos y su respuesta no se deja esperar." (Marta, véase arriba. Ibid)
En cuanto a las advertencias de Lenin, referente a la lucha contra la burocracia y la corrupción correspondiente, salvo algunas excepciones, hasta ahora, mucho queda por hacer:
" c)Limitaciones institucionales
88. Pero no todo ha sido avances, es importante examinar las limitaciones institucionales que han impedido que el proceso adelante con más fuerza en la realización de sus objetivos. Se acusa al gobierno, por ejemplo, de no haber hecho nada contra la corrupción, cuando ha tomado importantes medidas para luchar contra ella como la disminución radical (en un 80%) de los gastos secretos y con ello de la corrupción que se escondía tras ellos. Por otra parte, el Ejecutivo ha enviado a los tribunales competentes centenares de casos para su investigación y sanción. Lo que ocurre es que tanto la Fiscalía como la Contraloría, que deberían actuar en estos casos, por las razones señaladas con anterioridad, suelen sabotear las respectivas investigaciones o llegan a acuerdos con las personas sujetas a ellas y terminan por absolverlas. 89. Por otra parte, muy poco se ha podido hacer con el aparato burocrático heredado. No se han podido erradicar los procedimientos y los vicios de los funcionarios públicos. La mayor parte de ellos fue incorporado en forma clientelar por AD y COPEI y todavía no se ha elaborado la ley que permita remover a los funcionarios corruptos, saboteadores e incompetentes." (Ibid.)
No obstante, el ataque feroz y la conspiración nacional e internacional han radicalizado la revolución misma:
" d) Insurrección del bloque oligárquico fortalece al sujeto revolucionario
90. Pero lo más importante de todo es que la insurrección del bloque oligárquico ha fortalecido al sujeto revolucionario. Los hechos de abril y los más recientes de fines del 2002 y comienzos del 2003, han permitido que el pueblo y los soldados, expresión armada de ese pueblo, hayan dado un salto cualitativo en su conciencia política. No bajaron de los cerros ni se rebelaron en los cuarteles contra los mandos golpistas porque habían recibido soluciones a sus necesidades materiales; lo hicieron para lograr el regreso de Chávez al gobierno. Y lo importante es que su amor por Chávez se materializó en un triunfo que se debió a su acción. Comienzan entonces a sentirse actores de su propio destino, a sentirse sujetos. Constatan que ellos pueden determinar la historia. (Ibid.)
Contra viento y marea, la lucha continua:
"91. Por otra parte, los actos de sabotaje petrolero y de destrucción económica del país han terminado por inclinar a favor del proceso a los sectores vacilantes que aún quedaban dentro de la Fuerza Armada. Los comandantes se prestan gustosos para intervenir Pdvsa, empresas que acaparan alimentos, barcos que boicotean el traslado del petróleo y tantas otras cosas.
"92. Se va constituyendo así un sujeto revolucionario cada vez más amplio, combativo y consciente. Y es éste justamente el mayor logro del original proceso venezolano y lo que permite definirlo como revolucionario. No se ha avanzado mucho en transformaciones socio-económicas, pero si se ha avanzado enormemente en la constitución del sujeto protagónico de la nueva sociedad que se quiere construir. Y Chávez ha contribuido enormemente a este crecimiento, porque sabe que una revolución que pretende resolver los problemas de la pobreza de importantes sectores de la población no puede llevarse a cabo sin entregar poder a los pobres, que son los verdaderamente interesados en llevar adelante el proceso." (Ibid.)
9. Conclusiones
a) Palabras como "la revolución" o "la democracia" sólo son herramientas muy inadecuadas; ellas no piensan para nosotros, tampoco sustituyen el pensar, es decir, la conceptualización misma. Cómo se llama algo, y cómo se piensa algo, son cosas muy distintas. Por eso, la Revolución Bolivariana tiene que ser aproximada con actos reales y pensamientos verdaderos, o sea, con Práxis Científica y Teoría Filosófica y no con Práctica Ideológica e Ideología Práctica.
b) No existen "revoluciones clásicas" ni para copiar ni para importar ni para exportar. Se hace y se piensa su propia revolución en el contexto transhistórico global. Las condiciones y relaciones transhistóricas, el contexto nacional e internacional de cada país, región o continente, a través del mercado mundial igual, desigual y combinado, determinan los cambios sociales contemporáneos contra- o prorrevolucionarios mundiales.
c) Por cierto, es emancipatorio hacer, pensar y trascender la revolución de, por y para nosotros mismos, y no depender de otros, de Europa, de los EE.UU., de marxistas ortodoxos o comunistas obsoletos, pero, no deberíamos olvidar que todo lo que nos rodea -, nuestro idioma, nuestra creencia religiosa, nuestra Navidad, el Niño Jesús, nuestra Coca-Cola, nuestra computadora, nuestro celular – todo ésto proviene de los países metropolitanos.
d) Aunque utilizando los "ismos" es netamente Ideología, es control mental, no obstante, dentro de la Negación de la Globalización, lo que esencialmente se entiende por los conceptos como cooperativismo, humanismo, humanitarismo, socialismo y comunismo, no importa como ellos fueron desacreditados, es revolucionario, emancipador. Por eso, el elemento cooperativista en la Revolución Bolivariana es altamente anticapitalista. Ésto es una de las pocas esperanzas de América Latina, Asia y otros países del mundo amenazados por el globofascismo.
e) Quien, con todas sus deficiencias humanas, por primera vez transhistórica, científica y filosóficamente, es decir, práxica y teóricamente, ha explicado qué precisamente es el capital, el capitalismo, el colonialismo, qué son fenómenos como la religión, el mercado mundial, la plusvalía, el valor de cambio, la lucha de clases alias la revolución, era precisamente un rebelde europeo-radical, Carlos Marx.
De no considerar los actos y las ideas anti-capitalistas de los verdaderos Carlos Marx, Federico Engels, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, V. I. Lenin, León Trotsky, Mao Tse Tung, etc., y su impacto libertador en el llamado "Tercer Mundo", es de perder totalmente la matriz revolucionaria de Josip Broz Tito, Ho Chi Minh, Ben Bella, Sam Nujoma, Robert Mugabe, Agostinho Neto, Amilcar Cabral, Walter Rodney, Samora Machel, Fidel Castro, Che Guevara, Salvador Allende, etc. Es decidir, sólo realizar la Afirmación burguesa dentro de la Revolución Francesa en contra de su inherente contradicción, es decir, su Negación proletaria, es escapar de una posible Transvolución Humana Global. Transcender la contradicción capitalista es Emancipación. Sobrepasar la Revolución misma es Emancipación. Esto es ser “ni marxista, ni anti-marxista” es sobrepasar los dos.
f) Finalmente, como hemos visto, con todas sus heridas y debilidades de un doloroso parto transhistórico y global, la joven Revolución Bolivariana es un producto de la resistencia heroica de los billones de Pobres de la Tierra contra el Croesus metropolitano globofascista de los Cielos. No importa cómo se llama, este proceso no lo parará nada ni nadie, porque la vida de la especie misma está en juego. Entonces, ¡Adelante Venezuela, y el Mundo, a paso de Vencedores!
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